TIENE Si escuchamos a los políticos occidentales que dicen ser pacificadores, los conflictos que asolan Ucrania y Oriente Medio son fáciles de resolver. En ambos casos, su receta es idéntica: tierra por paz. Ucrania debería renunciar a Crimea y Donbass, anexados por Rusia; Israel debería evacuar Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, donde se proclamaría un Estado palestino; las armas callarían, la paz se instalaría y el mundo estaría mejor.
La receta milagrosa, sin embargo, no es una. Los franceses, más que otros, deberían saberlo. Cuando en 1871, después de perder la guerra franco-prusiana, cedieron Alsacia-Mosela al Reich bismarckiano, el imperialismo alemán no se extinguió. A partir de 1914 volvió a tener vigencia. Eso…
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