Lo que debería haber sido un día normal de trabajo podría cambiar la vida de un instalador sanitario en Viena. El lunes pasado, después de limpiar el sótano de una casa en renovación, los trabajadores realizaron trabajos de relleno. Fue en esta ocasión que uno de los trabajadores notó la presencia de una cuerda en el suelo, pero no le prestó más atención. Gran error.
Al día siguiente, un instalador sanitario que trabajaba en la obra examinó esta cuerda más de cerca, dice “Heute”. Primero intentó tirar de él, sin éxito. El hombre no se dio por vencido y, armado con una pala, acabó topándose con una caja de metal que había sido fundida en hormigón hacía mucho tiempo. Una vez que el intrigante contenedor salió a la superficie, los trabajadores hicieron un descubrimiento sorprendente: en su interior dormitaban innumerables monedas de oro.
El valor de estas piezas, que pesan alrededor de 30 kilos, se estima en 2,3 millones de euros. Armin, que estuvo allí ese día, cree que este tesoro estuvo escondido allí antes de la Segunda Guerra Mundial. “Es realmente increíble. Trabajo en obras de construcción desde los 15 años. De vez en cuando se encuentran monedas. Pero un descubrimiento así es fabuloso”, se maravilla el trabajador.
Entonces, ¿el instalador sanitario se llevará el premio gordo? La cuestión es espinosa. Desde el punto de vista legal, es un tesoro. Esto significa que, según el Código Civil austriaco, la persona que encontró las monedas de oro y el propietario del terreno deben recibir cada uno la mitad de la fortuna. Por tanto, el instalador podría recibir más de un millón de euros. El primer trabajador que vio la famosa cuerda debió morderse los dedos.
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