La administración presidencial estadounidense anunció que había autorizado a Ucrania a atacar profundamente el territorio ruso. Rusia argumentó en septiembre pasado que esto equivaldría a un conflicto directo con los países de la OTAN.
Mientras se reanudan, por ejemplo desde Alemania, iniciativas diplomáticas para una solución política a la guerra en Ucrania, un bloque de países halcones hace todo lo posible para impedir que se materialicen: Estados Unidos, Gran Bretaña, Polonia, los países bálticos y Francia, que anuncia la próxima entrega del primer Mirage 2000.
Esto no es simplemente una nueva escalada, sino un riesgo asumido de generalización del conflicto en suelo europeo. Los ataques rusos de este fin de semana contra ciudades e instalaciones energéticas en Ucrania, que condenamos enérgicamente, no pueden utilizarse como justificación.
Son el pueblo europeo, el pueblo ucraniano y el pueblo ruso quienes están pagando el precio en sangre de esta política de guerra. Es vergonzoso que el gobierno francés siga este proceso de manera servil.
El PCF condena este paso adicional hacia la guerra.
Francia debe romper con esta política, declarar que las armas francesas no pueden utilizarse en territorio ruso y renunciar al envío de Mirage. En términos más generales, las condiciones de la ayuda militar deben volver a discutirse y someterse a la construcción de una solución política concreta y urgente.
Francia debe ponerse del lado de la paz y de la resolución política del conflicto, no del lado de la espiral de guerra. Debe transmitir las propuestas de paz que provienen tanto del gobierno alemán como de países como China y Brasil. No habrá solución militar. Es hora de entablar negociaciones de alto el fuego para lograr una paz justa y duradera en Ucrania y Europa.
Es necesario informar urgentemente al Parlamento de los peligros que plantean para toda Europa y el mundo las nuevas escaladas en curso.
Fabien Roussel, secretario nacional del PCF