Mientras que el 12% del territorio valón sigue expuesto a un alto riesgo de inundaciones, Chaudfontaine, marcada por la tragedia, se esfuerza por aprender lecciones del pasado. Planes de emergencia revisados, ejercicios de simulación, sensibilización ciudadana… ¿Qué medidas se han tomado para afrontar lo impensable y prepararse para nuevas catástrofes?
Las imágenes del 15 de julio de 2021 quedan grabadas en la memoria de los habitantes de Chaudfontaine. Ese día, unas inundaciones sin precedentes asolaron la localidad, dejando tras de sí un paisaje de desolación. Tres años después, el trauma sigue abierto y la prevención se ha convertido en una prioridad absoluta.
“Debemos hacer que los ciudadanos sean actores de nuestro plan de emergencia contra inundaciones.“, explica Benoît Doumont, asesor de prevención del municipio de Chaudfontaine. Se distribuyó un folleto informativo entre los residentes, animándoles a establecer rutas de evacuación y a preparar un kit de emergencia que contenga “un teléfono móvil y un cargador, una linterna, velas, documentos de identidad, agua, comida para los animales“.
Durante las reuniones informativas resurgen recuerdos dolorosos. “Estas son imágenes trágicas. Y luego la gente gritaba, gritaba: “¡Estamos olvidados!”“, recuerda un residente afectado. Pero los consejos proporcionados también aportan cierto consuelo. “Ser avisado, estar preparado, lo cambia todo“, reconoce Raphaël, también afectado en 2021. “Es un punto de inflexión, especialmente para las personas mayores.“
Estamos mejor preparados
Desde 2021, los municipios se han estado preparando activamente para un posible nuevo desastre. Se han actualizado los planes de emergencia y periódicamente se organizan ejercicios a gran escala. “Estamos mejor preparados”.asegura Valentine Defraigne, responsable de comunicación del municipio de Chaudfontaine. “Tenemos equipos nuevos, más eficientes, megabombas… Y sobre todo, los actores se conocen.“
Evaluación de riesgos
Entre las cuestiones valonas, la evaluación de las futuras inundaciones. En las oficinas del Centro de Coordinación de Riesgos se elaboran mapas que señalan las zonas denominadas sensibles, el 12% del territorio valón. Entre los factores a tener en cuenta la climatología, obviamente impredecible, pero también nuestra urbanización. Lo preocupante es la evolución de las probabilidades de riesgo y su gravedad. “El cambio climático empeora la situación, con lluvias más intensas y mayores impactos“, teme Simon Riguelle, director del centro de coordinación de riesgos.
Por tanto, es evidente que es imposible predecir estas inundaciones. Por eso, también los servicios de emergencia se preparan y aprenden las lecciones de 2021. En este cuartel ahora hay chalecos salvavidas disponibles para los bomberos y las víctimas de catástrofes. Barcos específicos también. “La idea primero es que la gente suba las escaleras. Y luego iremos a buscar a las personas que no pueden encontrar seguridad por sí solas en sus hogares.“, explica Yannick Gohy, bombero de la zona de emergencia de Vesdre-Hoëgne y Plateau.
Gestión de voluntariado
Última lección de las inundaciones de 2021: la gestión de los voluntarios, miles en ese momento. La Cruz Roja ha creado una plataforma que todavía se utiliza para optimizar su ayuda. “Ser capaz de ofrecer la ayuda más impactante para los afectados, por ejemplo distribuyendo ayuda alimentaria, distribuyendo productos de higiene y no añadiendo caos al caos.“, explica Marie Masset, directora de comunicación de la Cruz Roja.
En todos los niveles de intervención. Intentamos prepararnos lo mejor que podemos para posibles inundaciones impredecibles.
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