Desde el lanzamiento de la PS5 Pro, se está imponiendo una tendencia inesperada: los revendedores, acostumbrados a aprovechar las consolas agotadas, esta vez se encuentran en una situación delicada. Esta versión mejorada de la PlayStation 5, aunque prometedora en términos de rendimiento, no parece generar el mismo entusiasmo que su versión anterior, lo que obliga a los revendedores a revisar sus estrategias de venta y recortar precios para evitar pérdidas.
Contraataque para los revendedores
Cuando se lanzó la PS5 en 2020, los revendedores lograron obtener ganancias considerables aprovechando la escasez relacionada con la pandemia.. Al comprar existencias en masa y revenderlas a precios exorbitantes, algunos no dudaron en duplicar los precios iniciales, creando así una escasez artificial y aprovechándose de la impaciencia de los consumidores. Este círculo vicioso había funcionado: los compradores estaban dispuestos a pagar mucho más que el precio de venta recomendado.
Sin embargo, este método de reventa ahora falla con la PS5 Pro. De hecho, los revendedores esperaban reproducir el mismo patrón, pero la demanda es significativamente menos intensa. Resultado: las consolas siguen en stock y los revendedores se ven obligados a reducir los precios. La consola ahora está disponible a precios cercanos a su precio oficial de $699, y a veces incluso más bajos, lo que era inimaginable con la primera PS5.
Varios factores explican esta caída en la demanda de la PS5 Pro, empezando por su mayor disponibilidad. A diferencia de la PS5, la PS5 Pro parece contar con existencias suficientes y la consola está ampliamente disponible en las tiendas. Este simple hecho hace innecesario pagar precios inflados para adquirir el dispositivo.
Además, el precio de la PS5 Pro, superior al de la versión estándar, disuade a algunos compradores potenciales. Sony justifica este precio con un rendimiento mejorado, pero para muchos, la diferencia de precio sigue siendo demasiado significativa como para actualizar a la versión Pro. El precio del reproductor de discos, que se vende por separado, también es un obstáculo, porque aumenta la factura global.
Ventas y costes mixtos que pesan sobre los revendedores
Por lo tanto, los revendedores se enfrentan a un problema importante: a pesar de los costos invertidos en la compra de varias PS5 Pro, la reventa a precios más altos no funciona.. No sólo se ven obligados a vender la consola a un precio cercano al original, sino que también tienen que incurrir en los costos de cotización y envío, lo que reduce aún más sus márgenes. Como resultado, algunos revendedores prefieren vender con pérdidas para evitar quedarse con existencias sin vender.
En algunos casos, incluso la unidad de disco de PS5 Pro, que se vende por separado, sufre la misma suerte, y los revendedores reducen los precios ante la deslucida demanda. Si la situación continúa, es posible que los revendedores tengan que repensar su estrategia de reventa o recurrir a otros productos para obtener mejores ganancias.
Sin embargo, hay una excepción a esta tendencia: en Japón, la demanda de la PS5 Pro parece más fuerte y los revendedores están logrando obtener ganancias, aunque menores que las obtenidas con la PS5. Los márgenes de reventa varían entre $65 y $130, lo que sigue siendo inferior a los márgenes logrados anteriormente, pero aún representa una ganancia. Esto puede explicarse por la popularidad histórica de la marca PlayStation en este mercado y por un enfoque diferente del consumidor hacia las nuevas tecnologías.
A nivel técnico, la PS5 Pro trae mejoras reales. Podemos mencionar especialmente la tecnología de escalado basada en IA, PlayStation Super Resolution (PSSR), que también está integrada en la PS5 Pro para ofrecer una experiencia mejorada tanto en términos de calidad de imagen como de fluidez.
Incluso con estos argumentos técnicos, la PS5 Pro lucha por atraer compradores que quieran cambiar de consola o actualizar a una versión mejorada. Además, en comparación con algunas PC para juegos modernas, la PS5 Pro todavía está por detrás y, para algunos jugadores, las diferencias de rendimiento con la PS5 estándar no justifican el costo adicional.
La PS5 Pro, aunque anticipada, no reproduce el efecto de escasez y deseabilidad que los revendedores lograron explotar cuando se lanzó la PS5. Ante una demanda lenta, existencias disponibles y consumidores más cautelosos, la reventa de esta consola a precios inflados ya no funciona. Esta situación puede marcar el fin de una era para los revendedores oportunistas, ya que Sony y las plataformas de ventas continúan encontrando formas de combatir este tipo de prácticas.
Para los compradores, esta situación podría verse como un regreso a una forma de normalidad en el mercado de las consolas. Los consumidores están menos dispuestos a pagar precios desorbitados, y eso podría significar el fin de la especulación sobre futuros lanzamientos. Mientras tanto, los revendedores tendrán que repensar sus estrategias, de lo contrario verán desaparecer sus beneficios ante una demanda que ya no cumple con sus expectativas.
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