Es el equivalente mediático al queso o al postre. Estamos hablando de uno o de otro, poder adquisitivo o el empleo, es una regla de hierro. Y esta metamorfosis, esta magia de lo social, está en proceso de realizarse. Hace unas semanas, durante las elecciones europeas, se habló del coste de la vida, de la inflación y de los bajos salarios. Se acumulaban propuestas para intentar aumentar este poder adquisitivo, minado por el Covid y otras crisis.
Pero eso fue en mayo, es decir, hace mil años, porque hoy estamos tomando una limonada completamente diferente. EL desempleoel regreso del desempleo masivo, los despidos masivos. La CGT que menciona 150.000 puestos de trabajo perdidos por planes sociales en pocas semanas. Entonces, no hablo de la realidad, sino de su representación. Y de esta representación quisiera extraer dos reglas casi inmutables.
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En primer lugar, primera regla, si hablamos de desempleo, ya no hablamos de poder adquisitivo. Él sabe de Versalles, eso no quiere decir que uno haga desaparecer al otro, ¡cuidado! Podemos imaginar muy bien el desempleo masivo, es la hiperinflación, se llama Alemania en los años 1930, pero en los medios de comunicación no sabemos cómo hacerlo, es lo uno o lo otro, las armas o el chocolate. ¿Por qué no podemos abordar los dos temas, cuando podemos tener las dos palabras: salarios demasiado bajos y aumento del desempleo o, como dijo el otro, cáncer de pulmón y oficina de tabaco? Digo esto incluso si los períodos de desempleo alientan o quisieran alentar la moderación salarial.
Segunda regla, esta visión binaria, ¿una o la otra? Testimonia la incapacidad de captar dos cuestiones complejas y permite comprender por qué, sobre multitud de otras cuestiones, puede tender a prevalecer una visión simplista, parcial y falsa. Sin entrar en grandes debates económicos, escuché que un economista llamado Keynes vinculaba la cuestión del poder adquisitivo de unos y el desempleo de otros. Por supuesto, existe un debate sobre si la realidad económica es o no keynesiana, pero en cualquier caso, la posibilidad de pensar juntos. Estos dos fenómenos son esenciales, por lo que no sería inútil, también en estas cuestiones sociales, disponer de estéreo.