El 3 de octubre, la iglesia medieval de Saint-Hilaire-le-Grand en Poitiers fue incendiada, dañando en particular las obras de arte del interior del edificio sin causar víctimas. La iglesia, decorada con pinturas y columnas esculpidas, fue clasificada como monumento histórico en 1847 y luego declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1998.
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Los investigadores identificaron a un hombre de 34 años, en particular gracias a su ADN encontrado en dos cerillas y en el teléfono de su hija de 12 años, que se encontraba cerca del edificio la noche del incendio.
Culpable pero irresponsable
Juzgado el viernes por incendio provocado, el tribunal declaró culpable al hombre de treinta años, pero no penalmente responsable. Con base en el peritaje psiquiátrico del imputado que denunció una “psicosis delirante con dimensión mística y megalómana”, la fiscalía destacó la falta de discernimiento y solicitó su internamiento. El tribunal atendió esta requisa, ordenando la hospitalización forzosa del imputado.
En el tribunal, el acusado, ya condenado en 2017 en Charters por proxenetismo agravado, no admitió los hechos. “Soy cristiano, respeto todas las religiones, todas las creencias. Fui a China y no incendié templos budistas”, se defendió negando ser pirómano.
Según los bomberos, parte civil, el incendio movilizó a 35 hombres y 13 vehículos, durante más de 30 horas de intervención, por un coste equivalente a más de 11.000 euros. También parte civil, la ciudad de Poitiers deploró “pérdidas colosales e irremediables”, sin poder facilitar cifras. Solicitó un aplazamiento de la audiencia sobre intereses civiles, fijada por el tribunal para septiembre de 2025.
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