Mucha introspección
Esta conclusión requiere que los demócratas hagan un gran examen de conciencia para encontrar su alma y su lugar en el espectro político. Algunos dirán que el partido se ha desplazado demasiado hacia la izquierda (o hacia la extrema izquierda) bajo la influencia de personalidades fuertes como la congresista neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, y que el wokismo, en particular, ha exasperado a muchos más votantes moderados.
Con la misma facilidad podemos argumentar que el Partido Demócrata se ha desplazado demasiado hacia la derecha, aislándose de su base histórica, la clase trabajadora. La negativa de algunos sindicatos a apoyar a Kamala Harris fue una señal de alerta a la que la candidata y su equipo no prestaron suficiente atención. Ya que no pudieron abordar lo que claramente era la principal preocupación de los votantes: la economía.
Por supuesto, esto era paradójico. La economía estadounidense está, según todos los indicios, en muy buena forma. El desempleo está en su nivel más bajo y el aumento de los salarios ha compensado la inflación, que está bajo control. Sin embargo, los consumidores señalan que los huevos cuestan tres veces más que cuando Donald Trump era presidente. Fue el impacto psicológico, más que la realidad económica, lo que guió al votante. “Estas elecciones seguirán siendo las del precio de los huevos”, comenta desilusionado un demócrata de Filadelfia.
Elecciones estadounidenses: cómo Donald Trump logró ganar una apuesta que parecía imposible
Mal embalaje
Lo cierto es que el Partido Demócrata no logró vender sus soluciones, aunque el candidato republicano sólo tenía consignas a las que oponerse prometiendo “reparar” una economía… en buenas condiciones. “Los estados republicanos son claramente favorables a las políticas demócratas”, señala Dean Phillips, citando la adopción mediante referéndum, en Missouri o Alaska, de proyectos de ley que aumentan el salario mínimo. “Pero eligen a alguien que se opone…” Y concluye: “Tenemos buenos productos, pero pésimo embalaje y distribución”.
Por tanto, la empresa deberá reestructurarse si quiere evitar la quiebra. Al reconectarse con sus pilares fundamentales, cree el consultor demócrata Max Burns: el mundo laboral, la clase media suburbana, los afroamericanos y los hispanohablantes. La ruptura con este último es probablemente el revés más mordaz para el partido. Trump fue el primer republicano en 120 años, señala Burns, en ganar en el condado de Starr, Texas, donde la población es mayoritariamente hispanohablante.
La desconexión con los jóvenes de 18 a 30 años también es preocupante y, una vez más, confusa. Los jóvenes no se reconocieron en la candidatura de Joe Biden, pero en lugar de alegrarse por la llegada de Kamala Harris, pusieron sus ojos en quien será el presidente de mayor edad en ingresar a la Casa Blanca. Inexplicablemente, los demócratas han abandonado las redes sociales, principal, si no única, fuente de información de este electorado, dejando a Donald Trump ocupando el campo. Una de sus entrevistas online fue vista por 50 millones de internautas…