Un devastador incendio cerca de Los Ángeles ha destruido más de 100 viviendas y obligado a miles de evacuaciones. A pesar de los daños, los bomberos avanzan gracias a la disminución del viento. Las autoridades están evaluando el alcance de los daños mientras los evacuados hacen frente a la pérdida de…
Un incendio excepcionalmente violento asoló esta semana la región al noroeste de Los Ángeles, destruyendo más de un centenar de viviendas y obligando a la evacuación de miles de personas. Sin embargo, según las últimas informaciones de las autoridades locales, los valientes bomberos movilizados están empezando a recuperar el control de la situación, ayudados por unas condiciones meteorológicas más suaves.
El “Incendio de Montaña” causa estragos
Desde el miércoles, más de 2.500 bomberos luchan incansablemente contra las llamas del “Incendio de Montaña” que estalló cerca de la pequeña localidad de Camarillo, una zona rural montañosa de unos 30.000 habitantes. La velocidad inicial de propagación del incendio, avivada por ráfagas de hasta 130 km/h, sorprendió a todos, incluidos Linda Fefferman y su marido, que tuvieron que huir a toda prisa.
Apenas habíamos cargado el coche cuando supimos que un árbol había caído en la carretera y bloqueaba nuestra salida. Fue aterrador porque nos sentíamos atrapados.
Linda Fefferman, residente evacuada
Gracias a la intervención de un vecino con una motosierra, la pareja finalmente pudo escapar, pero su casa no sobrevivió. “Es una pérdida total”, suspiró Fefferman, todavía en shock. Según una evaluación inicial, al menos 132 viviendas quedaron completamente destruidas y otras 88 sufrieron graves daños.
Declarado el estado de emergencia, miles de personas evacuadas
Ante la magnitud del desastre, el gobernador de California, Gavin Newsom, se apresuró a declarar el estado de emergencia para facilitar la lucha contra las llamas. Durante este tiempo, varios miles de personas tuvieron que abandonar urgentemente sus hogares. Para Robin Wallace, que vio la casa de su infancia esfumarse, el shock es inmenso:
Pensamos que podríamos regresar y tomar algunas cosas. Pero, por supuesto, no funcionó. Todo desapareció por la tarde. Sucedió muy rápido.
Robin Wallace, víctima
Los bomberos avanzan gracias al clima
Sin embargo, desde el viernes la situación parece evolucionar más favorablemente. Según los bomberos, la intensidad del fuego disminuyó gracias al debilitamiento de los vientos, lo que permitió recuperar terreno. Sin embargo, el “Incendio de Montaña”, que ya ha consumido más de 8.300 hectáreas, aún no está bajo control y sigue amenazando infraestructuras críticas en esta zona escarpada y de difícil acceso.
Para California, es un episodio más de una temporada de incendios particularmente difícil este año, después de dos inviernos más húmedos. El calentamiento global, al secar la vegetación, crea un combustible formidable para incendios cada vez más intensos y devastadores. En julio-agosto, el estado ya sufrió el cuarto incendio más grande de su historia.
El balance promete ser elevado para las víctimas
Por tanto, si los bomberos parecen estar avanzando ante el “Incendio de Montaña”, ya ha llegado el momento de realizar la primera evaluación para los vecinos afectados. Entre las casas reducidas a cenizas, los daños a las infraestructuras y el trauma de las evacuaciones de emergencia, las consecuencias prometen ser graves para esta región rural y sus aproximadamente 30.000 almas.
Las autoridades californianas han prometido ayuda para ayudar a las víctimas de catástrofes que lo han perdido todo y ayudarles a recuperarse. Un proceso que promete ser largo y difícil, como Linda Fefferman, que por el momento se niega a abandonar el centro de acogida donde encontró refugio junto a su marido. “Emocionalmente no estoy preparado. Me tomo las cosas día a día”, confiesa con la voz quebrada por la emoción.
En los próximos días, los bomberos continuarán la lucha para contener completamente el fuego y evitar una mayor propagación si los vientos se intensifican. Al mismo tiempo, la evaluación de daños continuará midiendo el alcance exacto del desastre y organizando el apoyo a los afectados. Una nueva prueba para la resiliencia de los californianos, que se enfrentan regularmente a los caprichos de una naturaleza que ya no da regalos.