Ucrania dijo el miércoles que había capturado un total de 717 prisioneros de guerra rusos desde el inicio de su ofensiva en la región fronteriza rusa de Kursk, lanzada a principios de agosto.
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El número de soldados rusos hechos prisioneros es uno de los éxitos de esta operación ucraniana, que, sin embargo, no permitió relajar la presión rusa en el frente oriental, como esperaban las autoridades de Kiev.
El comandante en jefe del ejército ucraniano, Oleksandr Syrsky, informó en Facebook que “717 soldados rusos” han sido hechos prisioneros desde el lanzamiento de esta ofensiva el 6 de agosto.
Esta operación, la mayor ofensiva en territorio ruso desde el final de la Segunda Guerra Mundial, tomó por sorpresa a las fuerzas de Moscú en una región débilmente defendida y supuso un revés humillante para el Kremlin.
Las autoridades ucranianas habían citado varias razones para esta incursión: llevar las hostilidades al territorio ruso, impedir una ofensiva rusa en la región ucraniana de Sumy, obligar a Moscú a despojar a los demás frentes y tomar prisioneros con vistas a intercambiarlos por ucranianos cautivos.
En los últimos meses se han producido varios intercambios de prisioneros en los que han participado varios centenares de personas de cada lado.
Si Ucrania había afirmado haber avanzado rápidamente sobre más de 1.000 kilómetros cuadrados en la región de Kursk, las fuerzas rusas han afirmado desde entonces haber recuperado casi la mitad de esta zona.
Según Syrsky, Rusia ha concentrado alrededor de 45.000 tropas para hacer retroceder a las fuerzas ucranianas en esta zona.
El lunes, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky dijo que se habían desplegado 11.000 soldados norcoreanos en la región para apoyar al ejército ruso.
La mayor parte de los combates todavía tienen lugar en Donbass, el este industrial de Ucrania, donde las fuerzas de Moscú han estado avanzando durante meses.