Patrick Roy no hace las cosas a medias y el joven defensa quebequés Samuel Bolduc es la prueba viviente de ello.
Después de una humillante derrota por 5-2 ante los Rangers, Roy no dudó en señalar con el dedo a Bolduc, acusándolo públicamente de ser “malo/muy malo” y reduciendo su tiempo en el hielo a poco más de cinco minutos.
Esta decisión despiadada no es insignificante: muestra la tensión que existe entre los dos quebequenses, una tensión que comenzó desde el primer entrenamiento y que no ha hecho más que empeorar desde entonces.
“Era malo. Realmente malo. Si quiere jugar con nosotros, tendrá que dejar de ser tan malo”, dijo Roy sin rodeos después del partido, una declaración mordaz que sugiere todo el alcance de su impaciencia hacia el joven defensor.
Para Bolduc, no se trata sólo de una humillación; es un verdadero golpe. El joven prospecto, alguna vez visto como uno de los mejores prospectos de los Islanders, ahora está atrapado en la tormenta real, un verdadero torbellino de críticas públicas y acusaciones de Roy.
Patrick Roy es reconocido por su exigente estilo de gestión, a veces duro y casi despiadado.
Si bien este enfoque ha demostrado ser exitoso con algunos jugadores, para otros puede resultar devastador. En el caso de Bolduc, el método parece quebrarlo en lugar de motivarlo.
Desde los primeros entrenamientos, Roy no dudó en discutir con él delante de sus compañeros, utilizando palabras duras, en francés, muy personales, que no hicieron más que aumentar la presión sobre el joven defensa.
Bolduc, que está luchando por encontrar su lugar en la NHL, se encuentra ahora en una situación en la que cada error se magnifica y cada paso en falso se analiza y juzga.
Esta tensa relación entre Roy y Bolduc atrajo la atención de los medios, que empezaron a ver a Bolduc como el chivo expiatorio del equipo, aquel sobre quien Roy derramaba su descontento cada vez que los resultados no seguían.
Él es el Arber Xhekaj de Patrick Roy.
El problema es que esta presión constante erosiona la confianza de Bolduc, un aspecto crucial para cualquier jugador en desarrollo.
Las críticas despiadadas de Roy no se limitan al helado. Fuera de los juegos, Bolduc se ha convertido en tema de acaloradas discusiones en el vestuario, con algunos compañeros de equipo preguntándose quién será el próximo en enfrentar la ira de Roy si no actúan.
Esta atmósfera pesada dejó a Bolduc aislado. La situación está llegando a un punto en el que el joven defensa podría incluso plantearse dejar a los Islanders para relanzarse en otro lugar, lejos de la imponente sombra de Roy.
Además, empiezan a circular rumores sobre transacciones. Según fuentes cercanas a la organización, varios equipos de la NHL están siguiendo de cerca la situación de Bolduc, listos para intervenir si los Islanders deciden separarse de él.
Patrick Roy, fiel a su reputación, trajo su temperamento fogoso a Nueva York. Para él no hay medias tintas: exige la excelencia y es despiadado con quienes considera insuficientes.
Si este enfoque directo puede galvanizar a ciertos actores, para otros como Bolduc se vuelve destructivo.
Roy eligió a Bolduc como ejemplo, una figura sobre la que puede desahogar sus frustraciones con la esperanza de enviar un mensaje al resto del equipo.
Arber Xhekaj debe sentir escalofríos al escuchar esta historia.
Este trato insensible hacia Bolduc bien podría tener repercusiones negativas, no sólo para el defensor, sino para todo el equipo.
Algunos jugadores jóvenes de los Islanders están empezando a preguntarse si ellos también podrían ser sacrificados públicamente, lo que no ayuda en nada a generar confianza dentro del grupo.
La relación entre Roy y Bolduc es ahora tan tensa que nos preguntamos cuánto tiempo más podrá soportar el joven defensor esta situación.
Para Roy, Bolduc aparentemente encarna todas las debilidades de la alineación defensiva de los Islanders, pero esta insistencia en convertirlo en un ejemplo bien podría acelerar su salida del equipo.
Si los isleños deciden poner a Bolduc en waivers o entregarlo en un intercambio, sin duda sería un alivio para el joven, que así podría recuperarse en un entorno menos tóxico.
Por ahora, Patrick Roy sigue echando por tierra a su chivo expiatorio, convencido de que su método es el correcto.
Pero si esta estrategia lleva al colapso de la confianza de jóvenes talentos como Bolduc, el precio podría ser alto, tanto para el desarrollo del equipo como para la reputación de Roy.
La escena que se desarrolla actualmente entre Roy y Bolduc es un crudo recordatorio de los riesgos de un enfoque autoritario, donde la arrogancia del entrenador podría, en última instancia, perjudicar más que ayudar.
Habla con Martin St-Louis… y Arber Xhekaj…
Bolduc, por su parte, sólo tiene una opción: demostrar que puede capear esta tormenta, o esperar que su carrera continúe en otro lugar, lejos de las duras críticas de Patrick Roy.
Nos preguntamos si dejará Long Island… antes que Arber Xhekaj de Montreal…