Tras la muerte de Nicolas, de 22 años, los habitantes de Saint Peray, una ciudad de Ardèche con 7.000 habitantes, reaccionan. Entre el shock y la emoción, se preguntan sobre la seguridad en este pequeño pueblo.
Es una verdadera onda expansiva. En la pequeña ciudad de Saint-Péray, en Ardèche, los vecinos que encontramos todavía estaban tristes por la muerte de Nicolas, un joven de 22 años, asesinado tras un tiroteo frente a una discoteca.
“Es triste, es lamentable y además era un hombre joven. El mundo va mal”, dice una mujer sobre este asunto. “Es una pena que todavía se produzcan ajustes de cuentas de este tipo. Da un poco de miedo que la información que generalmente escuchamos a nivel nacional o internacional esté sucediendo en nuestro pueblo”, dice otro curioso en la calle.
“Nunca tuvimos estos problemas”
Recordemos que Nicolas formaba parte del club de rugby RC Romanais Péagois, la misma asociación deportiva en la que estaba inscrito Thomas, este joven de 18 años que murió durante una fiesta del pueblo en Crépol (Drôme). “El club ha vuelto a sufrir un golpe en el corazón desde el jueves por la noche. Estamos de nuevo devastados”, afirmó el club en un comunicado en las redes sociales.
En un bar de Saint-Péray situado cerca de la discoteca, el drama pone de relieve los debates en torno a la inseguridad. “Por supuesto, las discotecas no son los lugares donde hay mayor seguridad, aunque sabemos que en Seven, sé que estamos bien protegidos. Pero a las familias les deseamos valentía”, dice un barman.
Y la misma historia se repite entre los habituales de este lugar de vida. “Vivo en Saint-Péray desde hace 60 años y nunca hemos tenido estos problemas. Cada día los titulares de los medios anuncian la muerte de un adolescente”, lamentan dos clientes.
Otras dos personas también resultaron heridas durante el tiroteo. La investigación continúa ahora por parte de los investigadores.