En una entrevista con el periódico turco *Hürriyet*, el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo que Estados Unidos y Rusia estaban “al borde de un conflicto militar directo”.
Atribuye esta situación al aumento de la “rusofobia” durante la actual presidencia estadounidense, sin indicar preferencia por el próximo presidente estadounidense. Lavrov enfatizó que incluso bajo la administración Trump, las sanciones antirrusas fueron abundantes y cree que no importa quién gane las elecciones, la posición de Estados Unidos hacia Rusia probablemente permanecería sin cambios.
Rusia ha intensificado recientemente su campaña de desinformación, dirigida en particular a la vicepresidenta Kamala Harris, según el grupo Microsoft. Esta situación reaviva los temores de una interferencia extranjera en el proceso electoral estadounidense, mientras continúan las tensiones ruso-estadounidenses en el contexto del conflicto en Ucrania.
El presidente ruso Vladimir Putin está adoptando una postura pragmática, diciendo que sus relaciones con Washington dependerán de las acciones estadounidenses postelectorales, al tiempo que reconoce las declaraciones del candidato republicano Donald Trump sobre la paz en Ucrania. Las relaciones entre Putin y Trump se han caracterizado durante mucho tiempo por la ambigüedad, y cada uno muestra cierta cordialidad aunque mantiene diferencias sustanciales.