El número de muertos por las apocalípticas inundaciones de esta semana en el sureste de España llegó a 158 muertos la tarde del jueves 31 de octubre, mientras continuaban las búsquedas para encontrar “Decenas y decenas de desaparecidos”. Algo inaudito en España desde las mortíferas inundaciones de octubre de 1973. Según la Agencia Meteorológica Española (Aemet), algunas localidades sufrieron “el equivalente a un año de precipitaciones” en unas pocas horas. La localidad de Chiva, al oeste de Valencia, registró 491 mm de lluvia por metro cuadrado, o 491 litros…
Este diluvio fue provocado por un fenómeno común en esta época del año, llamado “gota fría”. Esta depresión aislada en altitud se ha visto amplificada por el calentamiento global, según Jorge Olcina, catedrático de climatología de la Universidad de Alicante. Las gotas frías pueden tener efectos “muy parecido” a los de un ” huracán “insiste este investigador.
“Con el calentamiento global, lo anormal se vuelve normal”, Alarma Clément Gaillard, doctor en urbanismo. Pero el cambio climático por sí solo no puede explicar la magnitud de los daños experimentados por la región. La urbanización galopante de la costa española, impulsada en parte por el turismo de masas, probablemente contribuyó a las espectaculares inundaciones de los últimos días.
Artificialización excesiva
Entre 1987 y 2005 se artificializaron los primeros 500 metros del litoral español, a razón de dos hectáreas diarias, el equivalente a dos campos de fútbol. Esta es la valoración que hace un informe de la ONG Greenpeace, publicado en 2018. Una artificialización excesiva que no ha sido desbaratada por los poderes públicos. España no tiene un plan de adaptación al cambio climático.
Un poco más del 23% de la superficie literal de Valencia es de hormigón. Según Greenpeace, es la segunda más artificial de España, en segunda posición justo por detrás de Cataluña que superó el 26%. Una situación que hace que una zona turística sea más vulnerable por naturaleza a los peligros, según Clément Gaillard: “Una zona turística es por definición una zona vulnerable: en la montaña, avalanchas; por el mar, inundaciones y retroceso costero. »
La desaparición de los huertos
yo“urbanización descontrolada y mal adaptada a las características naturales del territorio” de los últimos años demuestra una falta de visión política en materia de artificialización del suelo, subraya Pablo Aznar, investigador del Observatorio Socioeconómico de Inundaciones y Sequías (Obsis). La densidad urbana es fundamental para explicar el impacto de estas inundaciones. El área metropolitana de Valencia (sureste), donde se produjo la gran mayoría de muertes, tiene 1,87 millones de habitantes. Es la tercera ciudad más grande de España.
“El problema de Valencia es que es una ciudad de salida de una cuenca, donde confluirán las aguas. Por eso se creó un canal en 1950, para limitar los flujos de agua, haciéndolos pasar del norte al sur menos urbanizado de la ciudad. explica Clément Gaillard. A esto se suma la desaparición de huertas, que constituían una zona de amortiguamiento, lo que ha aumentado la vulnerabilidad del territorio con el paso de los años”.
Entre 1956 y 2011, se eliminaron 9.000 hectáreas de estos huertos, casi el tamaño de París intra muros (10.540 ha). “Al oeste de Valencia tienes una zona comercial enorme, el agua no se infiltra, como si fuera una enorme lámina de plástico. Lo ideal es que el agua se infiltre y esto pasa por la construcción de estanques de retención”continúa.
Según un rápido cálculo del urbanista, la artificialización de esta superficie –y por tanto de su capacidad de absorber agua de lluvia– habría contribuido al escurrimiento de aproximadamente 13.500.000 metros cúbicos de agua adicional. “Esto representa el equivalente a 5.400 piscinas olímpicas, que también se derramaron en las calles y casas y empeoraron esta inundación y sus consecuencias”. él enfatiza.
Reinventar la planificación urbana
Ante estos desafíos es necesario desarrollar legislación “que planifica la urbanización del litoral. Este fue el caso de La Grande Motte, construida a finales de los años 60 para ofrecer a los franceses una alternativa a las vacaciones en España. Se han planificado el 30% de las zonas urbanizadas y el 70% de las zonas naturales. explica Clément Gaillard.
Sin embargo, en 1956 se había introducido en España una categorización de suelos, pero no fue hasta 2007 que el Estado los dividió en dos estados: zona rural y zona urbana. En 2013, una ley se centró en proteger las zonas en riesgo de erosión. Pero la legislación española no tiene un equivalente jurídico al concepto de “artificialización de tierras”, subraya un informe del Senado francés.
En realidad, para combatir estos fenómenos es necesario “Desarrollar una cultura del riesgo, como en Japón con los terremotos. Formar a los niños para reaccionar y mejorar los sistemas de alerta » estima el urbanista, quien subraya que en los países mediterráneos, los períodos de sequía vinculados a olas de calor extremas van acompañados de períodos de lluvias intensas. “Es curioso que el gobierno no piense juntos en el estrés hídrico y las inundaciones.concluye. Son, sin embargo, dos caras de la misma moneda..