una jornada de valoraciones con un subastador en Sablé

una jornada de valoraciones con un subastador en Sablé
una jornada de valoraciones con un subastador en Sablé
-

“Mi marido siempre decía que no debías tocarlo”relata Marie-Claude, colocando una caja de viejas botellas de vino sobre la mesa. Tres grands crus Château Lafite Rothschild, añadas 1967, 1969 y 1973, correspondientes a los años de nacimiento de los niños. El septuagenario de Sabol decidió sacarlos del sótano este martes 30 de abril de 2024 con motivo de la visita de Benoît Triffault-David a la ciudad.

Este subastador de la casa de subastas parisina Rossini ofreció una jornada de valoraciones gratuitas de arte y objetos de colección en el antiguo hotel-restaurante Le Saint-Martin, en Sablé-sur-Sarthe. “Para las botellas, primero miraremos las etiquetas”. presenta el experto, con gafas con montura en la nariz y una pequeña lupa colgada al final del cuello.

El papel del cristal se ha desgastado un poco con el tiempo. En el interior, los niveles tampoco son uniformes: el vino en ocasiones se ha hundido un poco hasta el fondo del cuello. Pero la estimación no deja de ser interesante: entre 300 y 400 euros por botella. Banco para Marie-Claude, quien acepta confiarlos a Benoît Triffault-David para que los venda.

“Eso ya nadie lo tiene en casa”

Se firma un contrato de mandato en obra, acordando un precio mínimo. En caso de venta, Rossini se lleva una comisión del 22,8% del precio final. En caso de incumplimiento, la restitución es gratuita. “Habrá una segunda opinión de nuestro especialista en vinos de cara a una venta prevista para Navidad”, indica el subastador. ” Confío en ti “, dice Marie-Claude, que ya está pensando en mimar a sus nietos con lo que pueda recibir de ellos.

Su hija Karine, que lo acompañó a la reunión, está de acuerdo. “Nos dijimos que guardaríamos estas botellas para grandes eventos. Y al final nunca los abrimos. Papá hace ocho años que no viene, estamos pasando página”, ella confía.

A diferencia de Marie-Claude, la mayoría de las personas que acudían a tasar sus objetos se marchaban con ellos. Como Nicole, una joven jubilada que llegó con los brazos llenos de cuadros de una casa que iban a vaciar tras una muerte en su séquito. Uno de ellos firmado por Monet era sólo una copia. Los demás no eran nada interesantes. Costras, por decirlo vulgarmente. “Es decorativo. Ya nadie tiene eso en su casa. No se puede vender”. decide el experto.

“Hay grandes descubrimientos pero también a veces personas a las que les cuesta aceptar que sus objetos no valen nada”

Ése es también el objetivo de conocer a un subastador: darse cuenta de que ciertas cosas que pensaba que eran preciosas no tienen más valor que el sentimental. “Hay grandes descubrimientos, pero también a veces personas a las que les cuesta aceptar que sus objetos no valen nada”. dice Benoît Triffault-David.

Responsable del Oeste del país de la casa Rossini, el joven treintañero organiza desde hace cuatro años este tipo de jornadas subcontratadas en la región. A veces se encuentra con piedras preciosas valoradas en seis cifras y que se venden en París, donde las ventas son famosas en todo el mundo. “Vendemos más de 25.000 productos al año, el 70% de los cuales a compradores extranjeros”. señala el subastador.

Por primera vez en Sablé-sur-Sarthe, las aproximadamente diez reuniones finalmente no dieron lugar a ningún mandato importante. Benoît Triffault-David se fue por la tarde con sólo el equivalente a mil euros en objetos en su equipaje, incluidas las botellas de Marie-Claude. Estará de nuevo en la región a finales de semana, cerca de Maine-et-Loire, en Cholet, el jueves, y de Angers, el viernes.

-

PREV El Arsenal compartirá los Emiratos con su sección femenina – Inglaterra – Arsenal
NEXT ¿Se encuentra Georgia en un punto de inflexión en su historia?