¿El Joker es psicótico o simplemente megalómano?

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La segunda parte de “Joker” presenta al supervillano de “Batman” en una mezcla entre drama y comedia musical. ¿Una señal de que la frontera entre géneros ha caído definitivamente?

Hay que acabar con esta absurda separación entre comedia musical y drama.Este es el personaje de una obra maestra de la clásica comedia musical de Hollywood. Todos en el escenario de Vincente Minnelli (1953), quien lo pronuncia, y este snob director de Broadway acabará descubriendo lo contrario: una cierta pureza del género, inasimilable (al realismo, al prosaísmo, a los humores autoritarios de una escena de director).

Esta frase también se escucha en Joker: Folie à deuxSimplemente porque el Joker (Joaquin Phoenix) y Harley Quinn (Lady Gaga) ven juntos con pasión la película de Minnelli. Pero aquí, tomado literalmente, tiene valor programático: en cualquier caso, en esta segunda parte, todo es soluble en todo. Éste es el principio mismo del ciclo cinematográfico de Todd Phillips: elevar el cine de superhéroes a la dignidad estética del drama social y del Nuevo Hollywood (el primero multiplicó las referencias a Scorsese y De Palma), y luego impulsar la mala suerte y la oscuridad retratadas por el primera obra en los códigos de los musicales de Hollywood. Folie à deux no es sólo la de dos personajes, es también la de diferentes géneros, fases, etapas del cine americano, agregadas en una película multipolar.

Rompiendo fronteras

La comedia musical es actualmente un género muy popular: Jacques Audiard la adapta a la película del cartel (Emilia Perez), Gilles Lellouche potencia su trágica historia de amor (amor uf) por reminiscencias de Historia del lado oeste. El uso de un género musical en mundos donde no se esperaba es a menudo un intento de descentramiento, un esfuerzo (más o menos exitoso) por desafiar los estereotipos de un género. En Joker: Folie à deuxes eso, pero también más que eso. Algo en la película es parecido a pura voluntad de poder. Como si el cine de superhéroes quisiera anexionarlo todo: la forma hablada y la forma cantada, el mercado para el público joven y el del cine para adultos, los picos de taquilla, pero también los máximos premios para películas de prestigio (las primeras Bromista ganó un León de Oro en Venecia, y éste tiene los Oscar en la mira). Que nada, ningún género, ninguna categoría de cine, queda ahora fuera de la influencia de las franquicias superheroicas.

No es sólo, como el personaje de Todos en el escenario, poner fin a la separación entre el musical y el drama que pretende Joker: Folie à deuxsino el establecimiento de una hegemonía (económica, simbólica) que no conocería fronteras.

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