No sabemos en quién podemos confiar, no podemos estar seguros del carácter de nadie”.

No sabemos en quién podemos confiar, no podemos estar seguros del carácter de nadie”.
No sabemos en quién podemos confiar, no podemos estar seguros del carácter de nadie”.
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DOminique Pelicot funcionaba como el doctor Jekyll y el señor Hyde, observó uno de los expertos en psicología en el proceso por violación de Mazan, que comenzó el 2 de septiembre ante el tribunal penal de Vaucluse. Y esto también se aplica a muchos de sus coacusados. La referencia es relevante: Robert Louis Stevenson, autor en 1886 de El extraño caso del Dr. Jekyll y el Sr. HydeTuvo la idea de esta novela corta después de que su profesor de francés, Eugène Chantrelle, fuera condenado por envenenar a su esposa en 1878. Sorprendido por la duplicidad de su antiguo profesor, Stevenson quería intentar comprender lo que significa tener una doble personalidad.

En la novela, Jekyll, un rico científico que vive en Londres, prepara un brebaje que utiliza por las noches para dar rienda suelta a sus instintos asesinos. Se transforma en Hyde, un personaje misterioso y violento que actúa impulsivamente. Hyde primero pisotea fríamente el cuerpo de una niña de 10 años, “dejándola gritando de dolor en el pavimento”. Luego mata a un anciano con un bastón y « falta[e] a los pies de su víctima ».

Pero, cuando los efectos de la mezcla cambian y el Dr. Jekyll ya no puede controlar el momento de su metamorfosis, decide confesar. Tratando de darle sentido a lo que le pasó, concluye: “El hombre en verdad no es uno, sino dos. »

La banalidad de los perfiles

Lo que sorprende a muchos observadores en el juicio por violación de Mazan es la banalidad del perfil de los 51 acusados. El diario británico El telégrafo califica a estos bomberos, albañiles, jardineros, carceleros, soldados, periodistas como “ciudadanos comunes y corrientes”. “Hombres comunes y corrientes. Crímenes horribles »leemos en un collage feminista publicado en Aviñón. A diferencia de la ola #metoo de 2017, con su letanía de hombres ricos y famosos acusados ​​de violación, agresión sexual, violencia doméstica y otros delitos contra mujeres y niñas (desde Harvey Weinstein hasta Jeffrey Epstein pasando por Sean Combs, también conocido como P. Diddy), esta Esta vez es el Sr. Everyman.

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Pensábamos que por fin teníamos una explicación para estos asuntos de hace siete años. El poder corrompe, nos decimos a nosotros mismos. Pero cuando se trata de nuestros hermanos, padres, abuelos, cónyuges y amigos, nos pillan por sorpresa.

Éste es uno de los aspectos más desestabilizadores de este asunto, es decir, que sacude nuestras certezas: no sabemos en quién podemos confiar, no podemos estar seguros del carácter de nadie. Durante el día, estos hombres llevaban una vida de ciudadanos. Pero por la noche, cuando empezaron a charlar con otros hombres en un foro, se convirtieron en otra persona. Si el Dr. Jekyll necesitaba una poción para transformarse en Mr. Hyde, estos hombres tenían un foro de discusión para cambiar roles y desatar la violencia patriarcal.

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