Cada año, en Francia, el 3% de las parejas (casadas, unidas civiles o de hecho) se separan, lo que afecta a unas 72.000 personas, según el INSEE. Un fenómeno social que aún queda por explicar pero sobre el que arroja especial luz un estudio del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED), hecho público el lunes 30 de septiembre, que establece, por primera vez en nuestro país, un vínculo entre ingresos brechas dentro de la pareja y el riesgo de separación.
“Ya sabíamos que cuando las mujeres ganan autonomía, es más probable que rompan porque pueden soportar las consecuencias financieras. Pero nuestro trabajo va más allá. Muestra que el riesgo de separación aumenta a medida que aumenta la contribución de la mujer al ingreso total de la pareja. precisa Anne Solaz, directora de investigación del INED y autora, junto con Giulia Ferrari y Agnese Vitali, del estudio publicado el pasado mes de mayo en la revista Revista Europea de Población.
Un estudio de 95.000 separaciones
Para llegar a esta conclusión, los expertos analizaron datos administrativos –en particular, estado civil y declaraciones de impuestos– de un panel de más de 1 millón de parejas, seguido de 2011 a 2017. Durante este período, se observaron cerca de 95.000 separaciones, incluidos 36.000 divorcios, 5.000 rupturas de uniones civiles y 54.000 disoluciones de uniones de hecho.
“Hemos observado así que cuando la participación de la mujer en los ingresos supera el 55% de los ingresos totales de la pareja, el riesgo de separación aumenta significativamente en comparación con las parejas llamadas igualitarias, donde la mujer gana entre el 45 y el 55% de los ingresos. Este riesgo adicional de ruptura puede incluso variar del 11% al 40% dependiendo del mayor o menor aporte de la mujer”subraya Anne Solaz. Por ejemplo, una pareja en unión libre tiene 1,6 veces más probabilidades de romperse cuando la mujer aporta entre el 85% y el 95% de los ingresos que una pareja donde los ingresos del hombre y la mujer son iguales. igualar.
Sin embargo, las situaciones en las que la mujer gana más que su cónyuge o pareja son cada vez más frecuentes con el aumento de las parejas con doble ingreso y el aumento del nivel de educación de las mujeres incentivado por las políticas públicas. “En 2017, una cuarta parte de las parejas estaban en esta configuración frente a una quinta parte en 2002”underlines Anne Solaz.
Un enlace que no tiene nada de mecánico
Sin embargo, el panorama merece matizarse porque el vínculo de causa y efecto entre el riesgo de separación y las brechas de ingresos no es mecánico. “Puede variar en particular según el tipo de sindicato, la edad o la clase social”señala el investigador. Por lo tanto, las parejas casadas o en unión civil generalmente parecen más estables que las parejas de hecho. Asimismo, si el riesgo adicional vinculado a los mayores ingresos de la mujer también está presente entre las parejas jóvenes, es menor que para las generaciones anteriores. Finalmente, las parejas más ricas parecen tolerar mejor la diferencia de ingresos a favor de la mujer.
“Pero nos faltan datos cualitativos para comprender las razones detalladas de estos fenómenos”admite Anne Solaz. Lo cierto es que el modelo del hombre “sostén de la familia”, aunque todavía dominante, es cada vez menos seguido por las parejas, lo que es fuente de dificultades matrimoniales. ¿Por los hombres que tienen dificultades para afrontar la competencia femenina? ¿O a las mujeres a las que ahora les resulta más fácil plantearse la posibilidad de separarse en caso de insatisfacción conyugal? A menos que las dos hipótesis se complementen para convertirse en una…