Donald Trump, ¿el regreso?
La perspectiva del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha rondado los pasillos de la OTAN durante meses. Sus atronadoras declaraciones contra los países europeos de la Alianza, culpables a sus ojos de no financiar suficientemente su defensa, todavía están en la memoria de todos.
Veterano de la política europea, Mark Rutte conoce bien al ex presidente de los Estados Unidos. Consiguió hacerse escuchar y respetar por el multimillonario estadounidense al estar de acuerdo con él sobre la falta de compromiso de los europeos con su propia defensa.
Sin embargo, ¿podrá canalizar al impredecible ex presidente estadounidense si regresara a la Casa Blanca después de las elecciones de noviembre?
Una victoria de la demócrata Kamala Harris sería recibida con alivio en la sede de la OTAN. Pero, según expertos y diplomáticos, esto no pondrá en duda fundamentalmente la reorientación de la política estadounidense de Europa a Asia.
“Vi la conmoción en el rostro de Mark Rutte después de la respuesta de Vladimir Putin… ¿Cómo puede alguien decir tal cosa?”
Apoyar a Ucrania a toda costa
El posible regreso de Trump al poder en Washington también hace que el apoyo estadounidense a Ucrania sea más incierto.
La OTAN intentó remediar esto colocando su apoyo militar en Kiev, al abrigo de todos los riesgos políticos. Los aliados se comprometieron en la cumbre de Washington en julio a apoyar a Ucrania con al menos 40 mil millones de euros al año, durante el tiempo que sea necesario.
En el mismo espíritu, la coordinación de esta ayuda militar occidental, hasta ahora llevada a cabo por los Estados Unidos, ahora será llevada a cabo por la OTAN.
Pero el apoyo de los 32 países de la OTAN, menos Hungría, a este compromiso financiero durante varios años está todavía lejos de conseguirse. Italia, por ejemplo, ya ha advertido que esto está fuera de discusión.
El nuevo secretario general también tendrá que gestionar las frustraciones de Ucrania, decidida a pertenecer algún día a la Alianza Atlántica, ante las fuertes reticencias de países como Estados Unidos o Alemania.
Mark Rutte nombrado oficialmente Secretario General de la OTAN
¿Luchar contra Rusia?
La misión de la OTAN es prepararse para todas las eventualidades, empezando por la guerra con Rusia. La invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 aceleró estos preparativos.
La Alianza adoptó así en su cumbre de Vilna de 2023 planes de defensa, que hasta la fecha sólo se han aplicado parcialmente.
La OTAN debe desarrollar absolutamente su producción de sistemas de defensa antiaérea, misiles y proyectiles de artillería, subrayan los diplomáticos en Bruselas. Corresponderá al futuro Secretario General garantizar que la Alianza esté en buenas condiciones para la batalla.
El dinero, el nervio de la guerra
Prepararse para la guerra requiere mucha inversión y los países de la OTAN se comprometieron hace diez años, después de la anexión rusa de la península ucraniana de Crimea, a dedicar al menos el 2% de su producto interno bruto (PIB) al gasto militar. 23 de 32 han mantenido este compromiso.
Los Países Bajos de Mark Rutte sólo lo lograron este año, y dependerá del nuevo secretario general garantizar, como mínimo, que el esfuerzo se mantenga en un momento en que algunos, como los países bálticos o Polonia, exigen muchos más medios.
Se establecerá una base de la OTAN cerca de la frontera entre Finlandia y Rusia
Un verdadero desafío para el ex Primer Ministro de un país experto en el rigor presupuestario.
Compartir la carga entre europeos y estadounidenses, que por sí solos aportan más de la mitad del gasto, también será esencial para la capacidad de la Alianza de mantener su cohesión.
La amenaza china
La OTAN está geográficamente limitada a la zona euroatlántica. Pero Estados Unidos ha pedido repetidamente a la Alianza Atlántica que responda al ascenso de China.
El apoyo de Beijing a Rusia ha reforzado aún más estos temores y, según los expertos, la Alianza se centrará más en Asia en el futuro.
Pero el nuevo jefe de la OTAN también tendrá que tener en cuenta la reticencia de ciertos países, incluida Francia, a que la Alianza Atlántica se aleje de su tradicional zona de intereses.
