Oficialmente, los principales centros de producción de petróleo de Libia están cerrados desde hace casi un mes tras la crisis política provocada por la decisión del Consejo Presidencial de sustituir al gobernador del Banco Central, al-Siddiq al-Kabir. En realidad, estos yacimientos petrolíferos sólo están parcialmente cerrados. El clan del mariscal Khalifa Haftar, representado por su hijo Saddam, vende esta producción de petróleo en el extranjero a través de una empresa privada de su propiedad.
El asunto preocupa a Trípoli al más alto nivel. Tanto es así, informa la prensa nacional libia, que el Primer Ministro Abdelhamid Dbeibah lo informó a funcionarios estadounidenses. Se quejó de Saddam Haftar ante Celeste Wallander, subsecretaria de Defensa de Estados Unidos, diciendo que el hijo de Haftar estaba exportando el petróleo del pueblo libio y vendiéndolo por su propia cuenta.
Es a través de la empresa privada Arkeno Oil, fundada en 2023 en Bengasi y propiedad de Saddam Khalifa Haftar, que se realizan las ventas al exterior. El dinero se deposita en cuentas en los Emiratos Árabes Unidos o en otros lugares antes de ser transferido a Bengasi, sin pasar por el Estado libio o el banco central. La Compañía Nacional de Petróleo de Libia (NOC), dirigida por Farhat Bengdara, hace la vista gorda. Y con razón, Noc firmó en julio de 2023 una asociación con la empresa privada Arkeno, que le permite exportar y vender petróleo de los dos campos de al-Sarir y Mesla. Por tanto, a la vista de este acuerdo, el petróleo vendido procedería, en principio, de estos dos campos.
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