Treinta y ocho años después de Juan Pablo II, Francisco llegó el miércoles a esta ciudad-estado cosmopolita de seis millones de habitantes, la cuarta y última parada de su ambiciosa gira por el sudeste asiático y Oceanía.
Singapur, Estado independiente desde 1965 y uno de los más desarrollados de Asia, sobre todo en términos industriales y tecnológicos, es objeto de críticas por su respeto a los derechos humanos y la severidad de su sistema judicial, que todavía aplica la pena de muerte.
El jueves por la mañana, Jorge Bergoglio será recibido oficialmente en el Parlamento y se reunirá con el presidente Tharman Shanmugaratnam y el primer ministro Lawrence Wong.
A las 10h30 (02h30 GMT), pronunciará un primer discurso ante las autoridades, el cuerpo diplomático y la sociedad civil en la Universidad Nacional de Singapur.
“Singapur es una isla muy pequeña con ambiciones globales, como el Vaticano, por otras razones, no económicas sino religiosas. Por eso, estos dos estados tienen todo el interés en trabajar juntos”.Lo explica a la AFP Michel Chambon, teólogo y antropólogo, investigador en la Universidad Nacional de Singapur.
Si bien no es inmune al racismo y la discriminación, a menudo se aclama a Singapur como un crisol cultural con leyes permisivas, al menos en lo que respecta a la religión.
El diálogo interreligioso será también uno de los temas de esta visita, con un encuentro con jóvenes previsto para el viernes.
“Muy conmovido”
Por la tarde, Francisco presidirá una gran misa al aire libre en el estadio nacional, donde se esperan unos 50.000 fieles.
“Creo que voy a llorar cuando lo vea. Ya estoy muy emocionada”.dice Welinda Elorde, de 56 años, una empresaria filipina que espera que ver al Papa la ayude a curar el cáncer para siempre.
Esta visita podría ver al Papa plantear, en segundo plano, la delicada cuestión de las relaciones con China, unas semanas antes de la posible renovación de un acuerdo entre la Santa Sede y Pekín sobre el nombramiento de obispos.
En esta isla tropical vive una mayoría china y unas minorías importantes de malayos, indios y euroasiáticos. Los cristianos representan alrededor del 19% de la población, la mayoría de los cuales son budistas.
A pesar de sus problemas de salud y del ritmo frenético de este viaje, el más largo y distante de su pontificado, el jefe de la Iglesia católica se ha mostrado hasta ahora en buena forma, desafiando las dudas sobre su capacidad para afrontar un viaje tan agotador y respondiendo con una sonrisa a numerosas peticiones.
El Papa, que utiliza una silla de ruedas, demostró una gran resistencia el martes durante un gigantesco baño de multitudes ante 600.000 fieles en Dili, capital de Timor Oriental, después de una misa que duró casi dos horas y media bajo el calor tropical.
La gira de 12 días finalizará el viernes después de un viaje de 33.000 kilómetros por cuatro países (Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur).
