El papel de la singularidad en la interacción con el mundo: lecciones de Mulan

El papel de la singularidad en la interacción con el mundo: lecciones de Mulan
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Cuanto más incierto es el mundo, más necesario es confiar en la propia identidad. Esta identidad, y más allá de eso la singularidad que desarrollamos, representa nuestro único punto de anclaje verdadero. El riesgo, sin embargo, es que esta singularidad se cultive por sí misma y no por un fin que es el compromiso y el desarrollo personal; que se convierta, en definitiva, en una prisión. Este riesgo queda ilustrado por la comparación de las dos versiones de la caricatura Mulan producidas por los estudios Disney.

Mulan es el personaje de una leyenda china muy antigua, Hua Mulan. La leyenda cuenta cómo una joven se disfrazó de hombre para ocupar el lugar de su anciano padre durante una movilización ordenada por el emperador. Experimentará muchos éxitos antes de darse cuenta de que es una mujer.

toda leyenda, Mulan se basa en la singularidad del héroe, en este caso la heroína. Es su identidad singular, en el sentido de lo que se distingue de los demás, la que es el motor de la historia y la que nos inspira. Sin duda, por eso esta leyenda fue retomada por los estudios Disney que produjeron no una sino dos versiones, la primera en 1998 y la segunda en 2020. En su obra Ficción despertadaSamuel Fitoussi muestra que la postura de compromiso de Mulan con el mundo ha cambiado completamente entre las dos versiones.

En la versión de 1998, Mulan tiene un comienzo difícil: más frágil y débil que todos los demás reclutas, al principio es una mala luchadora. Lucha por ganarse la estima de sus superiores y está a punto de ser despedida del servicio militar. Decidida, progresa, compensa sus carencias físicas con una inteligencia táctica superior y acaba ganándose el respeto de todos. En la versión 2020, Mulan es, desde el inicio de la película, la mejor guerrera de China. Ya no tiene que ganarse el respeto de los demás, ese respeto se lo debe a ella. Ella ya no necesita evolucionar, son todos los demás personajes los que deben dejar de subestimarla.

Hua Mulan (Fuente Wikipedia)

Dos posturas diferentes de compromiso

Las dos versiones difieren muy significativamente en cuanto a la postura de compromiso con el mundo que plantean y el papel que juega la singularidad en ese compromiso.

He mencionado en artículos anteriores lo importante que es la unicidad tanto a nivel personal como para las organizaciones. Así, a finales de los años 90, Steve Jobs confió en la singularidad de Apple cuando la empresa atravesaba grandes dificultades para reunir a sus fieles y reavivar la llama de la marca. La singularidad es un recurso esencial ante la incertidumbre y especialmente ante la crisis. Es la llama que permanece cuando ya no queda nada.

Pero esta singularidad también puede ser un encierro, y es este encierro el que ilustra la Mulan de 2020. Ella de hecho rechaza cualquier concesión y es el mundo el que debe doblegarse a su voluntad. La singularidad se concibe aquí como una fortaleza inexpugnable que mira el mundo con hostilidad y que refleja una forma de inseguridad. Cualquier concesión se considera una debilidad. Por tanto, no es posible ninguna vulnerabilidad; sólo vemos lo que podemos perder. En esta lógica, el compromiso se considera un juego de suma cero: tú comprometes tu singularidad o yo comprometo la mía. Se trata de establecer un equilibrio de poder. No es tanto un compromiso como un enfrentamiento. Esta intransigencia no es la de la defensa de una causa, que podríamos encontrar por ejemplo en el activismo. Mulan 2020 no tiene motivos por los que luchar; ella es sólo un soldado al servicio del Emperador. Su única causa es ella misma. Es importante destacar que esta postura la priva de cualquier posibilidad de progreso personal. Un bloque es un bloque, no tiene por qué cambiar. La singularidad se convierte en una prisión, un encierro: si nada es negociable, nada puede cambiar.

Por supuesto, los héroes, como los grandes artistas, los empresarios, los soldados y muchos de nosotros, queremos dejar su huella. Quieren ejercer cierto grado de control sobre su entorno. Pero saben que dejar huella es siempre producto de una forma de negociación con el medio ambiente. Esto es lo que hizo Thomas Edison para lograr imponer su sistema de iluminación eléctrica al de gas. Nadie negaría, sin embargo, que Edison tenía una personalidad muy fuerte.

La trayectoria del héroe, el mito en el que se basa una historia como Hua Mulan, es siempre una trayectoria de transformación, del héroe y del mundo, en una dialéctica. Los desafíos no son evidencia de injusticia, sino oportunidades de progreso. Mulan 98 acepta la realidad, por desagradable que sea, no para resignarse, sino como punto de partida, trampolín, materia prima para modelar, incluso un espacio de juego. Se sabe vulnerable, pero no se siente débil. Por el contrario, con su apertura, ella hace de esta vulnerabilidad una fortaleza porque le permite crecer a través de la prueba. Para ella, la trayectoria ha sido verdaderamente transformadora. No hay transformación para Mulan 2020 porque su postura lo prohíbe de entrada.

Dos concepciones de singularidad

La condición para un verdadero compromiso con el mundo no es ni la sumisión a los fuegos externos de la evidencia falsa y las normas establecidas, ni la negación de estas últimas mediante una intransigencia estéril o un sentimiento de superioridad infundado. No es un juego de suma cero en el que sólo se puede tratar de recuperar la mayor parte de un pastel inmutable y menos aún un juego de pura dominación. Es, por el contrario, un proceso de co-construcción en el que intentamos cambiar las cosas aceptando cambiarnos a nosotros mismos. Es una danza entre uno mismo y la realidad. Cualquiera que quiera dejar su huella en el mundo hará bien en inspirarse en el Mulan de 1998 en lugar del de 2020.

➕ Para ir más allá vea mis otros artículos sobre el tema:

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