Bajo el frío extremo de la Antártida, un tesoro inesperado surgió de las profundidades: un fragmento de ámbar, vestigio de un bosque tropical hoy desaparecido.
b) Capa de lignito sobre lutitas carbonosas en el sitio de perforación PS104_20 (se indica la profundidad debajo del fondo marino).
c) Fragmentos de lignito triturados y secados al aire.
d) Ámbar del tamaño de arena (foto de V. Schumacher, Instituto Alfred Wegener).
e) Fotomicrografía de un trozo de ámbar con microinclusiones (probablemente restos de corteza) en la transición lignito-ámbar.
f) y g) Fotomicrografías de trozos de ámbar que muestran signos de flujo patológico de resina. Escala para d – g: 50 μm.
Este descubrimiento excepcional arroja luz sobre una época en la que el continente blanco albergaba una exuberante biodiversidad, lejos de su imagen actual de desierto hielo. El ámbar, encontrado durante una expedición en 2017, proviene de sedimentos marinos perforados en Pine Island Bay. Datado hace 90 millones de años, atestigua un clima mucho más cálido durante el período Cretácico superior.
Los fósiles de plantas habían sugerido previamente la presencia de bosques antiguos en la Antártida. Pero esta es la primera vez que se descubre en este continente una muestra de ámbar, formado a partir de la fosilización de resina de árboles. Este material El fósil es un archivo precioso: atrapando materia organicala resina conserva pistas sobre el ecosistema desaparecido. insectosesporas o fragmentos deladrar Puede revelar los secretos de la vida ancestral.
Los fragmentos analizados, aunque diminutos, permitieron reconstruir un entorno de bosque templado dominado por coníferas. Estos árboles utilizaban la resina para protegerse de ataques, como parásitos o incendios. Investigadores del Instituto Alfred Wegener continúan sus análisis para comprender mejor este ecosistema. Esperan encontrar allí rastros de vida o señales de acontecimientos importantes, como incendios.
Este descubrimiento nos recuerda que la Antártida no siempre ha sido una tierra inhóspita. Nos invita a reexaminar la historia de la Tierra desde una nueva perspectiva. Un análisis en profundidad del ámbar podría proporcionar información importante sobre las adaptaciones pasadas del clima y los ecosistemas a condiciones extremas.
¿Qué es el ámbar fósil y por qué es tan valioso?
El ámbar es una resina fosilizada producida por determinadas especies de árboles, principalmente coníferas. Inicialmente, esta resina servía como protección natural frente a agresiones externas, como parásitos o heridas en la corteza. Con el tiempo, esta resina se endureció y quedó enterrada bajo capas de sedimento, convirtiéndose en un asunto sólido y translúcido. Este material es especialmente apreciado por los científicos por su función de “cápsula del tiempo”. Cuando fluye, la resina puede atrapar fragmentos de plantas, esporas, insectos e incluso microorganismos. Estas inclusiones están excepcionalmente bien conservadas y brindan información directa sobre la vida y los ecosistemas de tiempos lejanos, a menudo inaccesibles por otros medios.
El descubrimiento del ámbar es poco común y su conservación depende de condiciones específicas. Una resina debe quedar rápidamente cubierta por sedimento o agua para evitar la degradación por los rayos ultravioleta y el oxígeno. En la Antártida, los fragmentos encontrados son de una calidad excepcional, lo que indica un rápido entierro en ambientes probablemente pantanosos. Este descubrimiento ayuda a comprender mejor los bosques templados antiguos y las interacciones ecológicas que los animaban.
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