Cabeza en las estrellas, ojos fijos en la Tierra. El pequeño cohete Vega C, pilar de la soberanía espacial europea con el Ariane 6, despegará de Kourou el miércoles 4 de diciembre, dos años después del fracaso de su primera misión comercial, que provocó la pérdida de dos satélites. A bordo: el satélite Sentinel-1C dedicado al programa de observación de la Tierra Copernicus de la Unión Europea.
Incendios forestales, inundaciones, subida del nivel del mar, este observatorio permite seguir la evolución de nuestro planeta casi en tiempo real. Este sistema se basa en una constelación de satélites y está previsto que el miércoles 4 de diciembre se lance una nueva máquina desde la base espacial europea de Kourou, en Guyana.
Antes de cruzar el Atlántico y llegar a Kourou, este satélite pasó toda una serie de pruebas a orillas del Mediterráneo. Esto ocurrió en septiembre en los hangares de la empresa Thalès, Alenia Space, en Cannes. “El medio que tienes aquí es la cámara térmica que te permite realizar las pruebas ambientales más restrictivas para satélites.“, describe Yvan Baillon, el director de los programas de observación que organiza la visita guiada. “Lo ponemos en el vacío y hacemos los ciclos térmicos. El satélite ve temperaturas que pueden oscilar entre -120 grados y +120 grados”.
La máquina de dos toneladas llamada Sentinel también se sometió a pruebas de vibración para simular las tensiones asociadas con el despegue. “Sentinel 1-C pasó todas las pruebas con éxito”asegura Yvan Baillon, la máquina podrá así unirse a los demás satélites del programa Copernicus que ya están en órbita. En total, hay seis familias de satélites y todos ellos tienen misiones muy diferentes. “Sentinel 1-C permite por ejemplo ver la contaminación marina”explica el director del programa.
Su activo es el radar. Permite observar la Tierra en todas las circunstancias, de día y de noche, y a pesar de las nubes. Por tanto, el Sentinel 1-C lanzado el miércoles reforzará a su hermano mayor. “Un satélite escanea completamente la Tierra. Con dos satélites idénticos, escaneas la Tierra dos veces más rápido, por lo que tienes información más reciente y más actualizada”.
“Cuando se busca rastrear la contaminación marina, se necesita información todos los días para poder determinar su propagación y tomar medidas para controlarla”.
Yvan Baillonen franciainfo
Por tanto, complementan las observaciones realizadas por los demás satélites Copernicus: temperaturas, gases, composición de la atmósfera, niveles del mar… Los datos son numerosos y permiten, en particular, evaluar la evolución del clima, explica Simoneta Chelli, directora de Observación de la Tierra en la Agencia Espacial Europea. “Vimos especialmente la reducción del dióxido de nitrógeno durante el Covid porque hubo menos coches, menos actividad industrial. Está claro, podemos ver los esfuerzos que los ciudadanos están haciendo en relación con el clima”.
Por tanto, la Unión Europea promete reforzar su programa con una veintena de satélites en órbita de aquí a 2030.