Construcción
El Polar Vantage M3 luce un elegante cuerpo de plástico con un bisel de acero inoxidable. El conjunto es bastante compacto (44,7 x 44,7 x 12,2 mm) y ligero (35 g sin pulsera). Este último también está fabricado en silicona y no irrita en modo alguno, ni siquiera cuando está mojado. Dispone de un sistema de enganche rápido permitiendo cambiarlo en cualquier momento. Como resultado, una vez en la muñeca, este Vantage M3 es agradable de llevar.
El reloj ofrece en su parte frontal una pantalla Oled de 1,28 pulgadas que muestra 416 x 416 píxeles. El panel es táctil, ofrece un modo “siempre encendido” y se adapta a la luminosidad ambiental mediante un sensor. Las variaciones de luz también se gestionan bastante bien: el brillo de la pantalla baja lo suficiente como para no dañar los ojos en la oscuridad y sube lo suficiente como para seguir siendo legible a la luz del sol.
El Vantage M3, un reloj multideporte conectado, es resistente al agua hasta 50 m. Esto significa que puedes ducharte o nadar con él. Sin embargo, evite bucear o practicar deportes acuáticos como motos acuáticas, que pueden provocar cambios de presión demasiado grandes y agrietar la carcasa.
Experiencia de usuario
Con este Vantage M3, Polar parece atrapado entre dos mundos. Nos encontramos así con aportaciones tecnológicas ancladas en la época, pensando en la pantalla Oled; y por otro, unos menús tan austeros como siempre. Cabe preguntarse si la empresa realmente acepta los desarrollos propuestos. Por supuesto, Oled, el brillo y la claridad mejoran la experiencia, pero Polar no parece tener prisa en adaptar su interfaz para aprovechar al máximo las posibilidades visuales que ofrece esta tecnología de visualización.
De todos modos, el Polar Vantage M3 ofrece navegación basada en los cinco botones que rodean la carcasa y la pantalla táctil. Empecemos por los botones… El que está colocado en la esquina superior izquierda te permite encender y apagar el panel manualmente. Con el entronizado en la esquina inferior izquierda se accede al menú principal, mientras que los botones inferior derecho y central derecho permiten desplazarse por los menús. Finalmente, el botón superior derecho valida las elecciones.
A esto se suma la navegación por pantalla táctil que proporciona acceso a otra información. Con un deslizamiento horizontal del dedo, se desplaza por las diferentes pantallas de datos medidos por el reloj, y con un deslizamiento hacia abajo, se abre un panel de configuración rápida. Con el movimiento inverso se muestran las notificaciones. Una vez pasado el tiempo de adaptación todo ello se hace sin problema.
Mientras que otros fabricantes de relojes deportivos integran aquí y allá funciones más urbanas, como el pago mediante NFC, las llamadas en la muñeca o el almacenamiento de música, aquí nada de eso. El Vantage M3 sigue centrado en su función principal: la deportiva. Puedes registrar tus entrenamientos, realizar pruebas de rendimiento, ejercicios de respiración y eso es todo. Las notificaciones se muestran muy claramente gracias a una fuente imponente y una visualización sencilla, pero es imposible responderlas.
Finalmente, el Vantage M3 se sincroniza con Polar Flow y Polar Beat, aplicaciones disponibles en Android e iOS. Polar Flow, el punto de referencia entre ambos, ofrece en primer lugar un análisis del estado de la carga de entrenamiento, recopila todos los datos recogidos de la muñeca, así como de las actividades físicas, al tiempo que ofrece análisis de rendimiento en profundidad. Sin embargo, a la aplicación todavía le falta un poco de claridad, por lo que tendrás que familiarizarte con ella rápidamente. Flow también da acceso a los ajustes del reloj y a los de la cuenta Polar en general.
Por su parte, Polar Beat se centra en las actividades físicas. Se cuenta con un historial de actividades físicas acompañado de un informe de cada una de ellas. Al igual que con Polar Flow, es posible iniciar el seguimiento de actividad desde Polar Beat.
Deportes y Salud
El Polar Vantage M3 cuenta con sensor de frecuencia cardíaca, GPS de doble banda, acelerómetro, brújula, barómetro, sensor de saturación de oxígeno y sensor de ECG. Un equipo al que simplemente le falta altímetro para competir con los grandes.
En cuanto al GPS, los datos son mixtos. Si el reloj consigue seguir con precisión los movimientos en la naturaleza, los realizados en la ciudad son más aproximados. Por tanto, no es raro ver el recorrido cruzar un edificio o perderse en un túnel.
El monitor de frecuencia cardíaca del Vantage M3 es aún más caprichoso. Durante una sesión tranquila, sin variaciones abruptas del ritmo cardíaco, el reloj sigue lo esencial, pero falla en algunos lugares. Por lo tanto, podemos observar una sobreestimación después de 25 minutos en la curva siguiente, en comparación con las lecturas de la correa pectoral Polar H10 que consideramos de referencia. Nada muy grave, la trama sigue la tendencia general.
Durante una sesión dividida, todo esto llega a un punto crítico. El reloj subestima el cardio en ocasiones y lo sobreestima en otras. Se vuelve realmente complicado de seguir y el camino propuesto acaba perdiendo coherencia. Lástima para un reloj que quiere dedicarse al deporte.
El Vantage M3 también mide el sueño, la saturación de oxígeno en sangre y realiza electrocardiogramas. Sin embargo, a falta de laboratorios especializados, nos resulta imposible saber si los datos recopilados son realistas. Sólo podemos decir que el Vantage M3 no falla en el tiempo de despertarse y no reportó ningún falso positivo en nuestra prueba.