Cada año, la Costa Azul recibe a 11 millones de turistas en busca de sol, playa y mar. Con un consumo turístico estimado en más de 4.500 millones de euros, las empresas locales se frotan las manos ante el inicio de la temporada. Entre los negocios más florecientes, el de las playas privadas. 750 millones de euros es la facturación que generan cada año unos 800 restaurantes de playa. Un negocio rentable para los bañistas de la Costa Azul. Descubriremos cómo funcionan estos populares establecimientos. El problema es que las nuevas regulaciones ambientales amenazan su rentabilidad. Qué consecuencias a nivel individual pero también local. De hecho, gracias a ellos, toda una economía funciona a plena capacidad durante las vacaciones de verano. El sector inmobiliario no tiene nada que envidiar a los sectores directamente relacionados con la playa y el mar. Los precios pueden alcanzar cifras asombrosas, como en Saint-Tropez, donde una casa se vende por más de 30.000 euros el metro cuadrado. Los pocos terrenos todavía disponibles y bien ubicados son obviamente muy codiciados. Y aunque muchos de ellos son oficialmente inconstruibles, promotores sin escrúpulos llegan a acuerdos con determinados funcionarios electos para eludir normas urbanísticas muy estrictas. Veremos cómo funciona.
