Con motivo de la apertura de su filial francesa, OpenAI recuerda su estrategia global, pero también sus primeras asociaciones en Francia.
“Hacer que la IA sea cada vez más accesible”. Mientras OpenAI instala sus oficinas en Francia, la compañía ha aclarado su hoja de ruta para atacar el mercado europeo más que nunca. Sus oficinas de París son las novenas del mundo, después de tres oficinas americanas, dos oficinas asiáticas, además de tener presencia en Londres, Dublín y Bruselas.
La empresa, que creó ChatGPT, cuenta ahora con alrededor de 2.000 empleados (incluidos 650 ingenieros). Afirma tener 250 millones de usuarios activos mensuales. En Francia, ya ha establecido asociaciones con gigantes de la industria farmacéutica como Sanofi o de la publicidad como Publicis.
Además de los suscriptores de la versión de pago (23 euros al mes), la empresa confía en estas asociaciones para conseguir rentabilidad. Y aunque la mayoría del público utiliza ChatGPT en su versión gratuita, actualmente “no hay planes” de integrar publicidad, asegura la empresa a Tech&Co.
Eficiencia del modelo
Para intentar ser rentable, la empresa se centra sobre todo en mejorar la eficiencia de sus modelos, para que sean más eficientes, consumiendo menos potencia informática y menos energía.
Así, la empresa afirma haber reducido el coste de ChatGPT de 36 dólares por millón de tokens en marzo de 2023 a sólo 4 dólares por millón de tokens en agosto de 2024. En su sitio, OpenAI especifica que 1.000 tokens equivalen aproximadamente a una consulta de 750 palabras.
Para dirigirse a diferentes públicos, OpenAI obviamente se basa en sus diferentes gamas de inteligencia artificial. Desde el más simple, el GPT-4o mini, hasta el más complejo, el o1, capaz de tener una “progresión” en su razonamiento “comparable a la de un ser humano”, especifica OpenAI.
Al mismo tiempo, la empresa reiteró su ambición de competir con Google, gracias a su propio motor de búsqueda, que responde a las preguntas de forma sintética, citando cada una de sus fuentes en parte de la página, como puede hacer Wikipedia.
Para OpenAI, el siguiente paso crucial debería llegar en los próximos meses. En varios medios franceses, incluido Tech&Co, la empresa habla de su deseo de crear una IA autónoma que permita al usuario “no hacer nada en absoluto”.
Una visión que corresponde a un servicio que ya no se basa únicamente en las solicitudes textuales del usuario, sino en el estudio de sus hábitos para realizar tareas incluso antes de que las solicite.
Una promesa que se parece mucho a la de un auténtico “agente inteligente”, proyecto mencionado por el medio estadounidense Bloomberg, y que podría llevar el nombre de Operador, cuya presentación estaría prevista para el mes de enero.