Los animales más rápidos de nuestro planeta no son ni los más pequeños ni los más grandes. El guepardo, el atún de aleta amarilla y el vencejo de vientre blanco, todos conocidos por su velocidad, comparten un rasgo común: su tamaño intermedio. Pero ¿por qué este tamaño favorece la velocidad?
Un equipo de investigadores intentó responder a este enigma simulando modelos humanos de diferentes tamaños. Utilizando un modelo informático, pudieron variar el tamaño del humano virtual, desde el tamaño de un ratón hasta el de un caballo, y observar las consecuencias en el vitesse máximo alcanzable.
Este modelo, desarrollado desde los años 2000 con el software OpenSimreproduce fielmente los huesos, músculos y tendones del cuerpo humano. Utilizado en muchas áreas de investigaciónnos permite estudiar los movimientos humanos y simular los efectos de cirugía. En 2019, investigadores belgas llevaron la simulación aún más lejos al pedirle a este modelo que encontrara las combinaciones de músculos ideales para alcanzar una velocidad. datossin intervención humana.
Como parte de este nuevo estudio, los científicos variaron el tamaño del modelo, de 100 gramos a 2000 kg. Descubrieron que los modelos más masivos no podían moverse, mientras que los que pesaban 900 kg estaban cerca de los límites del movimiento humano. El modelo que alcanzó la velocidad más alta pesaba alrededor de 47 kg.
La clave está en la fuerza muscular necesaria para alcanzar altas velocidades. Cuanto más grande es el animal, más difícil le resulta a sus músculos producir la fuerza suficiente para impulsarse rápidamente. De hecho, los músculos más grandes tienen un área de sección transversal reducida en relación con su masa, lo que limita su eficacia.
Por el contrario, los modelos en miniatura, aunque están equipados con músculos relativamente más fuertes, tienen dificultades para permanecer en contacto con el suelo debido a su baja masa. Deben adoptar una postura más baja para generar suficiente fuerza sin despegarse del suelo, limitando así su velocidad de movimiento. curso.
Así, este compromiso entre fuerza sobre el suelo y frecuencia de zancada favorece una talla intermedia, donde la masa está perfectamente equilibrada. Para los humanos, este tamaño óptimo ronda los 47 kg.
Esta investigación sugiere que la evolución ya ha logrado un equilibrio entre la velocidad y la masa corporal en los humanos.