Bautizado Hestia de Navaorni y descubierto en Brasil, un fósil de hace unos 80 millones de años arroja luz sobre la evolución de las aves en el reino animal, según un estudio publicado el miércoles en Naturaleza.
La pieza central del descubrimiento es un pequeño cráneo de menos de tres centímetros de largo, incluido el pico, notablemente conservado. Fue descubierto en 2016 en una pequeña cantera del estado de São Paulo en Brasil, cuyos fósiles se concentran en una capa de menos de 50 cm de espesor. La excepcional conservación del pequeño cráneo permitió reconstruir su geometría, que resulta similar a la de las aves actuales, incluido el género Corvus al que pertenece el cuervo.
Una técnica de escaneo de última generación permitió reconstruir el cerebro del fósil, convirtiéndolo, según sus descubridores, en una “piedra de Rosetta” para comprender mejor la evolución del cerebro de las aves.
¿Habilidades de vuelo?
El del Archaeopteryx “era mucho más parecido al de los dinosaurios” que no volaban, explica a la AFP el profesor Daniel Field, del departamento de ciencias de la tierra de la Universidad de Cambridge, que supervisó el estudio. “Relativamente pequeño en relación con su cuerpo”, a diferencia del de las aves modernas, también estaba poco desarrollado en regiones clave para la cognición y el vuelo, especifica este paleontólogo.
“La estructura del cerebro de Navaornis es casi exactamente intermedia entre la del Archaeopteryx y la de las aves modernas”, afirmó el doctor Guillermo Navalón, coautor del estudio, citado en un comunicado de prensa de Cambridge.
En relación con el tamaño de su cuerpo, el cerebro del fósil era “mucho más grande” que el del Archaeopteryx, continúa el profesor Field, y “muy similar al de las aves actuales”. Por el contrario, su cerebelo, que desempeña un papel esencial en el control del vuelo de las aves modernas, aparentemente estaba menos desarrollado.
Sin embargo, la anatomía de Navaornis y las características del plumaje y de los tejidos blandos de sus aves emparentadas sugieren una auténtica habilidad de vuelo, lo que quizás explique la presencia en su oído interno de un “gigantesco” aparato vestibular, vinculado al equilibrio y “mucho más grande que el la de las aves modernas”, dijo a la AFP el doctor Navalón. “Parece muy plausible” que esta característica actuara como un mecanismo compensatorio “que permitiera a Navaornis orientarse en el aire”, añade el profesor Field.