DESCRIPCIÓN – Un científico tuvo la idea original de utilizar un soplete de plasma industrial para producir los granos microscópicos que emergen de las grandes fraguas estelares y sembrar todo el Universo con moléculas de carbono más o menos complejas.
Las estrellas no sólo producen luz. También son auténticas fábricas de polvo. Este será el caso de nuestro Sol dentro de unos pocos miles de millones de años. Una vez que comience a consumir su combustible, se alterará el sutil equilibrio entre la gravedad, que hace que se contraiga, y las fuerzas termonucleares, que hacen que se expanda. Su corazón colapsará entonces sobre sí mismo, hasta el punto de desencadenar nuevas reacciones nucleares que tendrán como efecto hacer retroceder sus capas exteriores. Entonces se establecerá un nuevo equilibrio, más inestable, entre un núcleo muy denso y una envoltura muy tenue. Nuestra estrella se habrá convertido en una gigante roja.
En esta configuración particular, las capas exteriores son impulsadas por poderosos movimientos de convección. Todos los elementos “metálicos” formados por reacciones de fusión nuclear durante la vida de la estrella (en astrofísica, esto significa cualquier cosa más pesada que el hidrógeno y el helio…
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