en su Epopeya fraternalque se lanza el jueves 9 de noviembre en Switch, Mario y Luigi navegan en una isla con forma de barco. Este lugar flotante, que también constituye su campamento base, está adquiriendo tripulación poco a poco. Surgen caras nuevas, se instalan cobertizos en los que se puede comerciar e incluso aparece un lugar para pescar. Con el tiempo y las idas y venidas, esta sede móvil a la que volvemos después de cada exploración parece cada vez más útil, cada vez más familiar, cada vez más acogedora. La serenidad y seguridad de un hogar, pero que nos acompaña hasta el umbral de la próxima aventura. Si esta es la primera vez en una mario y luigien realidad se trata de un motivo común pero eficaz en los videojuegos: el del barco.
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El término se encuentra entre los primeros en entrar en el vocabulario de los videojuegos. Pero desde ¡Guerra espacial! (1962), que lo resume con unas líneas verdes sobre fondo negro, el barco se ha vuelto más complejo, tanto en su representación como en su papel. Potente elemento estructural, alimenta tanto la imaginación narrativa como la mecánica del juego, porque a diferencia del pueblo o de la fogata, lugares inamovibles imprescindibles para permitir al jugador respirar, incluso mentalmente, el recipiente, igualmente protector, nos sigue incluso en el interior. entornos más hostiles. Ya sea espacial o marítimo, representa no sólo una coma en la historia, sino también, gracias a su movilidad, un verdadero vínculo.
En Assassin’s Creed IV: Bandera Negra (2013) por ejemplo, es necesario conocer el océano para poder saquearlo. Entre dos misiones de infiltración, tradicionales en la serie, el jugador maniobra el Grajoun edificio que nos seguirá hasta el final de la aventura. Y las secuencias de navegación no son un accesorio. Incluso son largas y es mejor planificar tus rutas en el mapa antes de surcar las olas al ritmo de las canciones de nuestra fiel tripulación. EL Grajo se convierte así en una auténtica extensión del protagonista, al que casi le roba el protagonismo. Como cualquier personaje jugable, es necesario mejorarlo para hacerlo más formidable durante las numerosas batallas navales que marcan este viaje.
El Normandíano protege al jugador de las extensiones marítimas hasta donde alcanza la vista, sino del vacío del espacio. El barco icónico de la trilogía. Efecto de masa (2007, 2010, 2012) se pueden estudiar longitudinal y transversalmente entre dos excursiones de campo. Sin embargo, no se trata de un simple menú glorificado de selección de misiones, sino más bien de un lugar para la sociabilidad: al presentar a nuestros coloridos compañeros de equipo, las secuencias en el barco nos permiten descubrir las historias de las personas que están a tu lado durante las escaramuzas. EL Normandía transforma así estos roles secundarios en hermanos y hermanas de armas.
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