“El reloj es como un símbolo de la alianza de los valores de una marca y los de su coleccionista”Guido Terreni, Fleurier Parmigiani

“El reloj es como un símbolo de la alianza de los valores de una marca y los de su coleccionista”Guido Terreni, Fleurier Parmigiani
“El reloj es como un símbolo de la alianza de los valores de una marca y los de su coleccionista”Guido Terreni, Fleurier Parmigiani
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Detrás del nombre se esconde un genio relojero, Michel Parmigiani. La primera particularidad que hoy recuerda el público es la pertenencia a la fundación Sandoz, verdadero mecenas de la relojería.

El centro de relojería se inauguró hace doce años, con la idea de crear una marca (solo una) y con su fábrica integrada de producción artesanal. Una visión a muy largo plazo, casi anacrónica, que se percibía como muy arriesgada a principios de los años 2000. El desafío se resuelve en el actual mercado de alta gama, caracterizado, entre otras cosas, por. la creciente importancia del contenido relojero original y auténtico. De este modo, Parmigiani Fleurier se ha ido consolidando como una auténtica marca con un estilo refinado y atemporal, al servicio de los auténticos coleccionistas.

La historia comienza con la restauración de la colección de relojes de la familia Sandoz. Fue entonces cuando le preguntaron a Michel si quería crear una marca y le ofrecieron apoyarlo económicamente en este emprendimiento. Michel aceptó, con el objetivo, al final de la crisis del cuarzo, de restablecer el saber hacer de la relojería tradicional. Esto fue posible gracias a su inmenso conocimiento de la historia de la relojeríala finura de los acabados, los componentes y los movimientos. Como restaurador, construyó la marca desde adentro hacia afuera. Con la Fundación invirtieron en un “museo viviente”, como lo habría hecho un restaurador o curador de un museo viviente.

En aquel momento, eran otros tiempos, pero los valores intrínsecos que emanaban del propio Michel lograron alcanzar el objetivo de los conocedores de la relojería: profundidad cultural, dominio de la profesión, conocimiento de la historia de la relojería, con un estilo discreto. Porque el restaurador está trabajando en la creación de otra persona. El restaurador no debe adelantarse; debe valorar al creador original. Esta tensión entre este saber hacer y esta alta competencia forma un sesgo de discreción, de ausencia de ego, que son los cimientos de Parmigiani. Esta marca se ha convertido en el ADN de la marca. Hoy aporta a la casa pureza, espíritu relojero y arte artesanal.

La marca consiguió llegar a una clientela, a pesar de su carácter no comercial, mientras todo el mundo recurría al cuarzo y se hacía más hincapié en la estética que en el aspecto técnico. El renacimiento de la relojería mecánica comenzó a principios de este siglo, con un fuerte resurgimiento de los relojes mecánicos, que hoy dominan en términos de valor en el mercado.

Esta es la historia –muy resumida de la marca– y su eje para pasar de restaurador a auténtica marca de refinada alta relojería.

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