La conquista lunar reaviva las tensiones chino-estadounidenses en una carrera espacial que recuerda a la era de la Guerra Fría. Durante dos décadas, Pekín y Washington están multiplicando iniciativas para afirmar su supremacía tecnológica y estratégica más allá de la atmósfera terrestre. Entre estaciones espaciales, misiones marcianas y exploraciones lunares, los dos gigantes están movilizando recursos colosales para dominar las nuevas fronteras celestes. La Luna, olvidada desde las misiones Apolo, vuelve a convertirse en el epicentro de esta feroz rivalidad.
Un arsenal lunar fabricado en China para adelantarse a Artemisa
La administración espacial china acaba de dar un paso crucial en su conquista lunar al seleccionar dos propuestas para rovers. Estos vehículos, desarrollados por Elenco Elenco y Sastdos pesos pesados de la industria aeroespacial china, tendrán que demostrar su capacidad para transportar astronautas al suelo lunar. Las especificaciones requieren una máquina de 200 kilos capaz de recorrer 10 kilómetros de forma independiente. Si esta distancia supera las necesidades inmediatas de las primeras misiones, ya presagia las ambiciones chinas de establecer una presencia permanente en nuestro satélite natural.
Una estrategia inspirada en el legado de Apolo
El plan chino para sus primeras misiones tripuladas evoca misiones gloriosas Apolos 15, 16 y 17. La tripulación de tres astronautas despegará a bordo de la nave espacial. Mengzhou antes de unirse al módulo de aterrizaje Lanyue en órbita lunar. Durante unas seis horas, dos astronautas explorarán la superficie, realizarán experimentos y probarán su rover, protegidos por los nuevos trajes espaciales presentados recientemente por Pekín. El programa acumula avances técnicos, particularmente con el desarrollo del lanzador Largo 10 de marzola piedra angular del proyecto que requerirá dos copias para cada misión.
La carrera contrarreloj está en marcha
China no oculta su ambición de acelerar el regreso de los estadounidenses a la Luna, mientras que el programa artemisa acumula retrasos. Los avances en el desarrollo de los motores del cohete Gran Marcha 10 alimentan el optimismo de las autoridades chinas, aunque el calendario sigue siendo extremadamente ajustado para una primera misión antes de 2030. Esta batalla por la supremacía lunar va más allá del simple prestigio nacional: determinará quién establecerá las futuras reglas para la exploración y explotación de los recursos lunares, allanando el camino para una nueva era de presencia humana en el espacio.