¿Puede una tormenta solar masiva realmente alterar la infraestructura eléctrica de la Tierra?

¿Puede una tormenta solar masiva realmente alterar la infraestructura eléctrica de la Tierra?
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Debido al intenso ciclo de actividad del Sol, los investigadores indios temen que se produzcan tormentas violentas en la Tierra que podrían dañar todos los sistemas que funcionan mediante ondas.

¿Está la Tierra bajo amenaza de un “apagón”? Ésta es la amenaza que plantea el ciclo de intensa actividad en el que ha entrado recientemente el Sol. En una publicación publicada el pasado otoño en la revista “Monthly Notices of the Royal Astronomical Society”, investigadores indios del Centro de Excelencia en Ciencias Espaciales de Calcuta indican que el ritmo actual de disminución del campo magnético del Sol podría provocar violentas tormentas de partículas. Y esto último podría alterar los sistemas basados ​​en ondas en la Tierra, como se informó. Los ecos.

Algunos actores del mundo científico son más cautelosos, como el Instituto de Ciencias Espaciales, que estima que las repercusiones de estas tormentas geomagnéticas podrían limitarse a “algunos cortes de energía y perturbaciones en nuestro GPS”. Pero dependiendo de su intensidad, estas tormentas resultantes de las erupciones solares pueden provocar un apagón total de las comunicaciones por radio, una pérdida de control de los satélites o incluso un colapso de las redes eléctricas. Según el experto en informática de la Universidad de California, la probabilidad de que ocurra uno “grande” antes de 2030 se sitúa incluso entre el 1,6% y el 12%.

“Nuestra sociedad claramente no está preparada para la violencia de un apagón prolongado de la conectividad global”, lamenta, refiriéndose a los importantes impactos en las comunicaciones digitales intercontinentales vinculados a la exposición de los cables ópticos submarinos.

Un coste anual de 1.000 a 2.000 millones de dólares

Ya se han producido precedentes, de distinta magnitud y cuyo número se estima en una treintena de episodios extremos, como la tormenta solar más intensa jamás registrada en 1859 o, más recientemente, en 1989, con una tormenta que dejó sin electricidad a 6 millones de personas en Canadá. “Si algo así sucediera hoy, destruiría nuestra civilización”, advierte el geólogo Raimund Muscheler de la Universidad sueca de Lund.

“Todo lo que sea ferroso, que pueda conducir electricidad y que tenga una longitud muy larga en la Tierra, como tuberías o cables eléctricos, puede verse afectado por sobretensiones. Podemos imaginar apagones”, añade. ecos Olivier Katz, pronosticador del clima espacial.

Además de los daños técnicos, una tormenta de este tipo tendría un coste financiero especialmente elevado: entre 1.000 y 2.000 millones de dólares, según un informe del Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos, y esto sólo durante el primer año después del episodio. Sería necesario un período de cuatro a diez años para volver a la normalidad. “La parte más pequeña de nuestra sociedad se vería afectada: los sistemas de transporte, las comunicaciones bancarias y financieras, los servicios gubernamentales, la distribución de agua, la conservación de alimentos y medicinas…”, explican los expertos.

Para anticipar tales consecuencias, Estados Unidos ha desarrollado un sistema de previsión basado en inteligencia artificial con el fin de “dar tiempo a los gestores de infraestructuras críticas para desconectar las instalaciones sensibles treinta minutos antes de una tormenta geomagnética”, como explican. Los ecos. Del lado europeo, un observatorio espacial solar llamado Vigil deberá ser lanzado hacia el Sol en 2031 para detectar eventos que adviertan sobre una erupción solar.

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