Al presidente del Paris Saint-Germain siempre le ha gustado implicarse en las elecciones de sus entrenadores. Pero con Luis Enrique, Nasser Al-Khelaifi se topó con un hueso.
No es ningún secreto que desde que Qatar Sports Investments compró el PSG en 2011 y confió las llaves del club capitalino a Nasser Al-Khelaifi, este último ha tenido voz y voto en la gestión deportiva diaria del club. Tanto es así que los jugadores ya no dudaron en llamar a la puerta del presidente qatarí cuando tenían el más mínimo problema, y el NAK rápidamente presionó al entrenador. Varias estrellas parisinas han utilizado y abusado de este sistema, y el dirigente parisino antepone a sus jugadores al entrenador. El punto culminante fue, obviamente, el episodio de Serge Aurier, el defensa del PSG que recibió el apoyo de su presidente después de haber insultado a Laurent Blanc en un vídeo que se hizo famoso. Y nadie ha olvidado las palabras de Thomas Tuchel sobre muy “ política » del Paris SG, lo que le llevó a ser despedido unos meses después. Sin embargo, con el fichaje de Luis Enrique todo ha cambiado radicalmente en los pasillos del Paris Saint-Germain.
Luis Enrique no está bajo presión en el PSG
El técnico español sabía lo que quería fichando por el PSG, pero sobre todo sabía lo que no quería. Así, se pidió educadamente a Nasser Al-Khelaifi que se hiciera cargo de la gestión del Paris Saint-Germain y que no interfiriera más en las decisiones tomadas por Luis Enrique, lo que el presidente qatarí aceptó. “ Este canal necesariamente interfirió en el trabajo y el liderazgo del entrenador en ejercicio (…) Salvo casos con grandes riesgos estratégicos como el de Kylian Mbappé la temporada pasada, Al-Khelaifi no interfiere en las elecciones deportivas y deja el control enteramente a Luis Enrique. Este último determina él solo las opciones tácticas sin informar nunca a sus superiores. », explica José Barroso en El equipo.
Es cierto que todos entendieron que Luis Enrique sólo hacía lo que quería en el Paris Saint-Germain, y que se corría un gran riesgo de verlo criticado si Nasser Al-Khelaifi o Luis Campos venían a darle órdenes o incluso consejos sobre sus decisiones. . El PSG se está convirtiendo en un club normal, o casi, y es cierto que la ausencia de una gran estrella también nos permite no tener que gestionar el comportamiento de diva, como tenía que hacer el NAK.
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