Incluso si te encanta el café, probablemente deberías cambiar tus hábitos y evitar beberlo a primera hora de la mañana. Tras un estudio académico, los investigadores acaban de determinar el momento ideal para degustarlo.
Cada mañana, millones de personas en todo el mundo comienzan el día con una humeante taza de café. Este ritual matutino sagrado suele verse como el impulso necesario para afrontar los desafíos diarios, estimulando la concentración, el estado de alerta y el rendimiento cognitivo. Según cifras de Statista, ocho de cada diez franceses han consumido café en los últimos tres meses de 2022. Una persona consume una media de 3 kilogramos de café al año, lo que corresponde a casi 500 tazas al año.
Pero más allá del placer sensorial, el momento preciso en el que consumimos esta bebida energética podría influir en su eficacia. De hecho, el café, rico en cafeína, actúa como estimulante bloqueando los receptores de adenosina, molécula responsable de la sensación de fatiga. Sin embargo, nuestro cuerpo sigue un ritmo circadiano, un reloj biológico que regula diversas funciones fisiológicas a lo largo de un ciclo de 24 horas. Entre estas funciones, la producción de cortisol, a menudo llamada “hormona del estrés”, desempeña un papel clave. El cortisol ayuda a despertarnos y mantenernos alerta, con picos naturales temprano en la mañana.
Beber café cuando el cortisol está en su punto máximo puede parecer redundante. En realidad, esto puede reducir la eficacia de la cafeína y aumentar la tolerancia, por lo que se requieren dosis más altas para lograr el mismo efecto. Los estudios sugieren que el primer pico de cortisol suele ocurrir entre las 8 y las 9 a.m. Por lo tanto, es posible que consumir café durante este tiempo no proporcione el impulso de energía esperado.
Por lo tanto, es necesario esperar a que disminuyan los niveles de cortisol para permitir que la cafeína actúe de manera óptima, evitando interferir con los ritmos hormonales naturales. Pero este no es el único criterio a tener en cuenta. James Betts, profesor de fisiología metabólica de la Universidad de Bath, descubrió que beber café fuerte justo después de una mala noche de sueño puede perjudicar el control del azúcar en sangre a lo largo del día, según explica a la BBC.
“Cuando las personas duermen mal por la noche y consumen cafeína justo antes del desayuno, se produce un aumento significativo del azúcar en sangre y de la respuesta de la insulina”explica Betts. “Así que las personas han perdido el control metabólico: ya no pueden tolerar el azúcar. En otras palabras, afecta la capacidad del cuerpo para afrontar el desayuno”.
Es por ello que el profesor recomienda hacer un descanso de una hora entre el desayuno y el consumo de café. Dado que es probable que la persona haya completado la digestión y absorción de nutrientes, es más seguro. Por el contrario, aquellos que practican deporte por la mañana –los valientes– deberían tomar café antes del ejercicio. El investigador recomienda consumir la bebida entre 45 y 60 minutos antes del ejercicio.
Ajustando ligeramente el horario de nuestra pausa para el café matutino, podemos mejorar nuestro estado de alerta y productividad a lo largo del día. Sobre todo porque el café tiene un papel protector contra las enfermedades cardíacas y la demencia, entre otras. Pero ojo, como todo, no debes abusar de él, ¡de lo contrario perderás todos sus beneficios y pondrás en riesgo tu salud!
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