Al final del brazo blanco del robot, la cámara se acerca, parece olfatear al paciente y luego comienza a moverse para tomar fotografías de toda la piel en menos de cinco minutos. Swan –“cisne” en francés–, el prototipo de la start-up SquareMind, es en cierto modo un asistente dermatólogo. El paciente, en ropa interior, se sienta frente a la pantalla Swan, con las piernas ligeramente separadas. Frente a él, seis cámaras comprueban que la posición sea la correcta. Luego, el brazo robótico se despierta y comienza a escanear las piernas, girando alrededor del tronco y los brazos. Y en tan solo unos minutos, fotografía y registra todas las lesiones y lunares.
Luego el médico recibe los datos. Y desde la pantalla de su ordenador puede hacer zoom sobre cada grano o lesión sospechosa y ver si son un signo de cáncer de piel: “Esta es la primera vez que una máquina permite tener la precisión de la lupa de una dermatólogo”, afirma Ali Khachlouf, cofundador de la empresa. Luego, gracias a la inteligencia artificial, “la máquina comparará una cita con otra y señalará por sí sola un cambio de apariencia”, continúa. Entonces el médico podrá concentrarse en la zona indicada.
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