Tras nuestro encuentro con el autor Augustin de Canchy y la lectura de su obra homónima, La Villa MontmorencySe nos ofreció el mundo enclaustrado de este exclusivo barrio. Situada en el pueblo de Auteuil, en el distrito XVI, lo que fue una de las primeras zonas residenciales cerradas, una verdadera “comunidad cerrada” del siglo XIX, revela un patrimonio histórico de riqueza insospechada, olvidado hace mucho tiempo para los forasteros. A través de las páginas de esta obra nos adentramos en un mundo aparte, donde la confidencialidad se mezcla con la historia de un París de antaño. Pero bajo su apariencia de retiro tranquilo, Villa Montmorency esconde muchos secretos, historias y legados que, aún hoy, parecen susurrar en los oídos de los afortunados que allí residen.
Una historia anclada en el tiempo
La condesa de Boufflers compró las tierras y el castillo de estos lugares tras la muerte de su amante, el príncipe de Conti. Allí organizó una de las ferias más populares de la época y dio vida al pueblo de Auteuil. Entre los invitados habituales se encuentran Beaumarchais, Rousseau, Rameau y María Antonieta, que aparentemente conoció a su amante, el conde Axel de Fersen, en el quiosco de Madame de Boufflers, situado en el jardín inglés de la propiedad. Un juego de la época consistía en encontrarse en un mirador lleno de velas y espejos para sentirse en el centro del mundo. Gracias a la investigación de Augustin de Canchy, hoy sabemos que este pequeño quiosco aún existe y continúa en una de las propiedades de la Villa. Este objeto de riqueza histórica sin explotar pasa desapercibido en la decoración de este enclave. Podemos imaginarnos a todas las personalidades que allí se reunieron, lejos de miradas indiscretas. ¿Estuvo el centro del mundo precisamente, por unos fugaces instantes, en este modesto quiosco?
Fue Madame de Montmorency quien compró la propiedad a principios del siglo XIX, cuando el castillo estaba ruinoso y casi abandonado, repercusión inevitable de la Revolución. Los Montmorency vivieron allí durante varias generaciones. En 1840, el recinto de Thiers, fortificación que rodea la capital, atravesó las tierras de Montmorency y cortó el acceso del parque al bosque de Boulogne. Como la propiedad era menos agradable con esta muralla, los herederos acabaron vendiendo el castillo y sus tierras a los hermanos Pereire, que construyeron este enclave, situado cerca de la estación de Auteuil a la que llegaba su línea ferroviaria que rodeaba París. La idea es construir una urbanización cerca de París que ofrezca viviendas de vacaciones para escapar de la capital. Théodore Charpentier es el arquitecto que emprendió la construcción de las primeras villas, incluso se construyeron allí “viviendas para artistas”. En 1853, la Villa Montmorency abrió sus puertas.