Un estudio destaca la alarmante presencia de sustancias tóxicas en nuestros utensilios de cocina de plástico negro. ¿Cuáles son los riesgos para nuestra salud y cómo…
Imagina que tus fiables utensilios de cocina de plástico negro, los mismos que llevas años contigo, podrían ser en realidad auténticas bombas de tiempo para tu salud. Desafortunadamente, eso es lo que sugiere un estudio reciente publicado en la revista científica Chemosphere, que encontró niveles preocupantes de retardantes de llama tóxicos en una amplia variedad de artículos de plástico reciclado de color negro, incluidos muchos utensilios de cocina.
Sustancias tóxicas escondidas en nuestras cocinas
Los investigadores analizaron nada menos que 203 productos de plástico negro, desde utensilios de cocina hasta juguetes para niños, accesorios para el cabello y vajillas desechables. Los resultados son claros: el 65% de los artículos analizados contenían un cóctel preocupante de retardantes de llama bromados (BFR) y organofosforados (OPFR), mientras que el 20% presentaba únicamente BFR.
¿Lo más preocupante? Algunos de estos retardantes de llama, aunque prohibidos durante años debido a su probada toxicidad, se han encontrado en niveles elevados. Este es particularmente el caso del éter decabromodifenilo (deca-BDE) y el tetrabromobisfenol A (TBBPA), prohibidos respectivamente en Estados Unidos desde 2007 y en la Unión Europea desde 2006.
¿Cómo acaban estas sustancias tóxicas en nuestros utensilios?
La respuesta está en el propio proceso de reciclaje. Las carcasas de plástico negro de nuestros dispositivos electrónicos, que contienen estos retardantes de llama, a menudo se reciclan para producir nuevos artículos, incluidos nuestros utensilios de cocina. Problema: las sustancias tóxicas no se eliminan durante el procesamiento y, por tanto, acaban en los productos acabados.
Muchos grandes minoristas han tomado medidas para restringir el uso de ciertos químicos tóxicos en los artículos que venden. Sin embargo, esto no parece aplicarse a los productos reciclados.
Megan Liu, científica jefa de Toxic-Free Future y autora principal del estudio
¿Cuáles son los riesgos para nuestra salud?
Se sabe que los retardantes de llama bromados y organofosforados se acumulan en los tejidos de nuestro cuerpo. Se han asociado con diversos problemas de salud:
- Cánceres
- Alteraciones hormonales
- Trastornos reproductivos
- Neurotoxicidad
- Efectos adversos sobre el desarrollo infantil.
El peligro es aún mayor cuando estos utensilios se someten al calor, ya sea durante la cocción o al recalentar los alimentos, porque esto favorece la liberación de sustancias tóxicas.
¿Cómo reducir los riesgos diarios?
Megan Liu de Toxic-Free Future recomienda reemplazar los utensilios de cocina de plástico por alternativas más saludables, como la madera o el acero inoxidable. También aconseja evitar en la medida de lo posible los objetos de plástico, especialmente a la hora de almacenar, preparar o recalentar alimentos.
Algunas acciones simples también pueden ayudar a limitar la exposición a los retardantes de llama presentes en el polvo de nuestros hogares:
- Lávate las manos con frecuencia
- Quite el polvo y aspire regularmente
- Ventila tu hogar todos los días
Pero para Megan Liu, la solución no puede venir sólo de los consumidores. Pide a los legisladores que prohíban rotundamente el uso de estas sustancias tóxicas, incluso en productos reciclados, y anima a los ciudadanos a interrogar a sus funcionarios electos sobre este tema.
Hacia la conciencia colectiva
Este impactante estudio tiene el mérito de poner de relieve un problema de salud pública que con demasiada frecuencia se ignora. Debería animarnos a cada uno de nosotros a reconsiderar nuestros hábitos de consumo, pero también a exigir una acción decidida de las autoridades públicas y de las empresas para eliminar estas sustancias tóxicas de nuestra vida diaria.
Porque si bien es fundamental promover el reciclaje para preservar nuestro medio ambiente, esto no debe hacerse en detrimento de nuestra salud. Es hora de repensar nuestra relación con el plástico e inventar un modelo de producción y consumo más saludable y sostenible. Nuestro bienestar y el de las generaciones futuras dependen de ello.