Las migrañas, a menudo consideradas un problema puramente neurológico, pueden tener un componente metabólico subyacente. Una nueva investigación muestra que el estado metabólico y la dieta desempeñan un papel fundamental en la frecuencia e intensidad de las migrañas, ofreciendo una alternativa prometedora a los tratamientos tradicionales.
Una patología compleja y subestimada
La migraña es la segunda enfermedad más incapacitante en el mundo y la primera entre las mujeres. A pesar de su impacto masivo, esta patología aún no se ha estudiado lo suficiente y hay pocos tratamientos innovadores disponibles. Gross cree que las migrañas a menudo se malinterpretan como simplemente dolor, cuando pueden ser una señal de advertencia del cuerpo sobre un desequilibrio energético u hormonal.
La salud metabólica, definida por la capacidad del cuerpo para convertir eficientemente los alimentos en energía, puede ser un factor clave en el control de las migrañas. Las migrañas se han relacionado con niveles bajos de azúcar en sangre ya en 1935, lo que refuerza la hipótesis de un origen metabólico. Pero entre el 30 y el 70 por ciento de las migrañas podrían atribuirse a desequilibrios metabólicos, lo que abre el camino a intervenciones dietéticas específicas.
El papel de la dieta en la prevención de las migrañas
Un estudio reciente publicado en 2024 en Nutrición Clínica exploraron los efectos de una dieta cetogénica mediterránea en pacientes con migrañas crónicas. Esta dieta combina un bajo consumo de carbohidratos con alimentos ricos en grasas saludables, propias de la dieta mediterránea. Después de sólo cuatro semanas, los participantes vieron una reducción significativa en la frecuencia e intensidad de sus migrañas. Aunque la muestra de 25 personas es limitada, los resultados son alentadores.
Esta dieta enfatiza los alimentos naturales y nutritivos, al tiempo que elimina posibles desencadenantes como la cafeína, el glutamato monosódico (MSG) y los sulfitos. Por ejemplo, las comidas incluyen frutos secos, verduras, pescado y aceites saludables como el aceite de oliva virgen extra.
El Dr. Gross, quien dirigió el estudio, propone un modelo de cuatro pilares para controlar las migrañas metabólicas:
- Manejo del azúcar en sangre : Reducir los azúcares procesados y favorecer los alimentos integrales.
- Ingesta de micronutrientes : Asegurar una ingesta adecuada de vitaminas y minerales mediante dieta o suplementación.
- Reducción del estrés oxidativo. : Adopte un estilo de vida saludable y limite la exposición a toxinas.
- Fuentes alternativas de energía : Utilizar cuerpos cetónicos como fuente de energía para el cerebro.
Límites y perspectivas de futuro
Aunque prometedor, el enfoque dietético requiere investigación adicional para determinar con precisión qué mecanismos son responsables de la eficacia de dietas como la cetogénica. Además, cada individuo reacciona de manera diferente a los alimentos, lo que pone de relieve la importancia de personalizar las dietas. Gross recomienda una transición gradual para evitar el shock metabólico y aconseja evitar alimentos que se sabe que desencadenan migrañas.
Para Gross, las migrañas no son sólo un dolor que hay que calmar, sino un mensaje que el cuerpo envía para señalar la necesidad de descanso o un desequilibrio. Ella enfatiza la importancia de escuchar estas señales y responder de manera proactiva a las necesidades corporales.
En resumen, aunque a menudo se piensa que las migrañas son un problema neurológico, los avances en la investigación están destacando el papel crucial de la salud metabólica y la dieta. Un enfoque nutricional, aunque complejo, ofrece una alternativa prometedora para reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Ilustración : RD
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