La encuesta Santé Respiratoire France 2024, publicada el 22 de noviembre, ofrece una visión general de la relación de cuidado en el contexto de las enfermedades respiratorias crónicas, donde el 60% de los cuidadores afirman sufrir, incluido un 12% con angustia grave. La encuesta destaca diferencias de percepción: el 22% de los cuidadores cree que su ser querido es autónomo, frente al 30% de los pacientes que se consideran completamente autónomos. Además, los pacientes tienden a subestimar la importancia del apoyo moral brindado por sus cuidadores.
Los cuidadores refieren mayores dificultades que las percibidas por los pacientes. Por ejemplo, el 83% de los cuidadores y el 62% de los pacientes identifican como principal desafío la ansiedad por el futuro de la persona atendida. Los cuidadores no sólo parecen más conscientes de los obstáculos que se avecinan, sino que también expresan fatiga acumulada y un sentimiento de falta de reconocimiento. Sobre este tema, el 73% de los cuidadores y sólo el 47% de los pacientes consideran que el cansancio físico y moral del cuidador representa la segunda gran dificultad. Finalmente, el 42% de los cuidadores, frente a sólo el 14% de los pacientes, denuncian una falta de reconocimiento de los cuidadores por parte de la sociedad, de su entorno y de las autoridades públicas.
Sin embargo, el 72% de los cuidados se siente culpable hacia su cuidador, mientras que el 45% expresa preocupación y ansiedad por su futuro. De ahí la importancia de una buena comunicación entre la pareja cuidador/destinatario de los cuidados.
Mejorar la relación entre el cuidador y el destinatario de los cuidados, especialmente en una situación de crisis.
Ser cuidador y saber adoptar la mejor actitud hacia tu ser querido vulnerable puede resultar complejo. Los expertos del Collectif Je t’aide explican que es fundamental, en la medida de lo posible, tranquilizar a la persona amada favoreciendo una postura de observación y escucha atenta a sus necesidades específicas. Esto implica comprender qué desencadena su ansiedad: ¿qué situación, qué comportamiento o qué palabras provocaron una reacción particular? Este enfoque le permite adaptar mejor su apoyo y responder adecuadamente a las expectativas de su ser querido.
Hacer este tipo de preguntas promueve una comprensión más amplia de las necesidades del ser querido atendido y ayuda a evitar un error común: imponer soluciones que uno mismo considera adecuadas, sin tener en cuenta lo que es realmente relevante para el otro. Si bien esta postura de retraimiento emocional es ideal en teoría, sigue siendo difícil de mantener en situaciones particularmente críticas. Hablar con profesionales puede ayudarle a tomar la distancia necesaria e identificar soluciones adecuadas. Sin embargo, muchos cuidadores permanecen aislados y no buscan la ayuda que necesitan. Las asociaciones ofrecen líneas de ayuda gratuitas, diseñadas para apoyar y guiar a los cuidadores en su función.
Haga preguntas abiertas, escuche…
La clave para aliviar las tensiones reside en encontrar un entendimiento mutuo. En lugar de confiar en interpretaciones, es mejor atreverse a hacer preguntas abiertas a los demás. Este enfoque promueve el diálogo constructivo, permitiendo que todos expresen sus sentimientos y comprendan mejor los del otro. Al adoptar este enfoque, la calidad de las relaciones mejora significativamente.
Si preguntar es importante, escuchar es igualmente esencial. Parece algo simple y natural pero en realidad requiere cualidades específicas. La costumbre y el cansancio a veces llevan al cuidador a no poder escuchar lo suficientemente bien como para que la comunicación sea fluida y compartida, señala Annie Ludinard, coordinadora de apoyo a los cuidadores y especialista en gerontología, en “Ayudemos a los nuestros”, el portal comunitario dedicado a los cuidadores.
La experiencia demuestra que escuchar es muchas veces más atento cuando nos sentimos capaces de responder. “Por otro lado, cuando ya no sabemos qué decir o cómo actuar, la escucha tiende a convertirse en un estereotipo”, analiza Annie Ludinard, influida por una selección inconsciente de lo que todavía estamos dispuestos a escuchar o somos capaces de comprender.
“Ya no lo entiendo…”, “No podemos comunicarnos”…
La pérdida de autonomía a menudo transforma las relaciones, dando lugar a malentendidos en los que el intercambio entre el cuidador y el destinatario del cuidado se reduce a monólogos. Para evitar esto, el cuidador debe ajustar su modo de comunicación según la persona a la que está ayudando, podemos leer en el sitio Soy cuidador, que enumera algunos consejos para mejorar la comunicación:
No tengas prisa por terminar sus frases; no lo interrumpas sólo porque sus palabras te parezcan confusas o incoherentes; deja tiempo para la conversación, sin intentar apresurarla ni forzarla; si no entiendes, pídele que repita y; reformular para aclarar; no tengas miedo de admitir que no has entendido, siempre es preferible la aclaración a la mala interpretación. Tus seres queridos pueden ayudarte, pero no olvides recordarles que estos consejos también son para ti; a ellos.
Además, cuando las palabras escasean, la comunicación no verbal adquiere mayor importancia. La mirada, los gestos, las posturas, las actitudes y el tacto se convierten en poderosos medios de expresión para quien sabe utilizarlos.
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