Asistente de voz, bombillas conectadas, cerraduras inteligentes o videovigilancia: las casas conectadas son hoy en día muy populares por su eficiencia. El objetivo: simplificar la vida cotidiana. Pero mucha gente se sorprendería del grado en que estos dispositivos pueden ser mal utilizados, según Jodi Leedham, jefa del equipo de abuso de tecnología de la organización benéfica Refuge.
De hecho, los atacantes utilizan cada vez más este tipo de tecnología cotidiana para aterrorizar y vigilar a sus víctimas, generalmente sus parejas o exparejas. “No es un problema tecnológico en sí mismo”, explica el directivo a The Independent, “es un problema de comportamiento humano, un problema de violencia doméstica”.
En Refuge, el equipo de abuso de tecnología ayuda a mujeres cuyas exparejas utilizan tecnología sofisticada para atormentarlas. Este es un abuso que no requiere proximidad. Las cerraduras inteligentes, por ejemplo, son una gran preocupación porque los delincuentes pueden controlar cuándo se abren las puertas y quién entra y sale, con solo hacer clic en un botón a través de una aplicación.
Otro mecanismo importante de abuso tecnológico es ocultar cámaras en la ropa y en los juguetes que los abusadores entregan a los niños. “Los supervivientes a veces acuden a nosotros para decirnos que su pareja o expareja sabe cosas que ellos no deberían saber, y que no tienen idea de cómo podrían haberlo aprendido”, añade. Luego realizamos una evaluación y un inventario completo de todas las tecnologías presentes en la casa.
Hablando de los peligros de las tecnologías cotidianas cuando caen en las manos equivocadas, Jodi…
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