Un peligro poco conocido en los baños públicos: ¿por qué deberíamos evitar los secadores de manos?

Un peligro poco conocido en los baños públicos: ¿por qué deberíamos evitar los secadores de manos?
Un peligro poco conocido en los baños públicos: ¿por qué deberíamos evitar los secadores de manos?
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El lavado de manos es reconocido como una de las acciones más efectivas para prevenir la propagación de virus. Y secarse las manos es igualmente importante para limitar la transmisión de bacterias. Pero tenga cuidado: investigaciones recientes ponen en duda la seguridad de los secadores de manos eléctricos.

Desde la pandemia de Covid-19, todos sabemos que lavarse las manos es el primer gesto de barrera para evitar los gérmenes. Pero las manos mojadas aumentan el riesgo de transmitir bacterias. Por lo tanto, el secado es un paso de prevención igualmente importante.

Los profesionales lo entienden bien. En los baños de los supermercados, aeropuertos u otros cines… los secadores de manos eléctricos se han convertido casi en la norma. ¿Pero realmente garantizan la seguridad contra gérmenes y virus?

No estoy tan seguro. De hecho, muchas investigaciones han demostrado que los secadores de manos de aire caliente en los baños públicos podrían absorber bacterias del aire circundante y liberarlas en las manos recién lavadas de los clientes desprevenidos.

Más de 200 colonias de bacterias.

Citemos un trabajo de 2021 realizado por científicos de la Universidad de Cambridge (Gran Bretaña). Se pidió a los voluntarios que usaran delantales al lavarse y secarse las manos. La mitad de los participantes utilizó un secador de manos de aire forzado mientras que la otra mitad utilizó toallas de papel.

Como resultado, los usuarios de secadores de manos se encontraron con más bacterias de las esperadas en sus manos.

Lo mismo ocurre con un estudio realizado tres años antes, pero esta vez en Estados Unidos (Universidad de Connecticut). Los investigadores expusieron – durante 30 segundos – placas de Petri (placas cilíndricas transparentes utilizadas en laboratorios) al aire caliente de secadores de manos. Un experimento espectacular en el que nacieron 254 colonias de bacterias dentro de estas pequeñas cajas.

Un consejo: a veces es preferible preferir las técnicas tradicionales a las tecnologías de vanguardia. “Secarse las manos con toallas de papel no sólo las seca más rápido, sino que la fricción también expulsa las bacterias para dejarlas más limpias”, señala la Clínica Cleveland en su sitio web.

¿En cuanto a los dispensadores de servilletas de tela? Es mejor evitarlos. El trozo de tela al final del rollo tiende a reutilizarse una y otra vez. Esto favorece nuevamente la transmisión de gérmenes de mano en mano.

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