Estas ondas, inaudibles para el oído humano, permiten ya administrar fármacos al cerebro, suprimir tumores o modular la actividad cerebral para combatir la depresión y tratar el temblor esencial.
El uso de la ecografía en el campo médico se ha limitado durante mucho tiempo al campo de la imagen. Pero los científicos están cada vez más interesados en las perspectivas terapéuticas que ofrecen estas ondas, capaces no sólo de explorar el cuerpo humano, sino también de romper, quemar, licuar o estimular zonas específicas sin dañar los tejidos circundantes. Utilizados desde hace cuarenta años para destruir los cálculos renales y en la cirugía de cataratas, ahora se están probando en los campos de la cardiología, la neurología y la psiquiatría.
« Modulando la intensidad, frecuencia y duración de los ultrasonidos obtenemos efectos biológicos muy variados que pueden llegar a zonas profundas del cuerpo humano, de forma no invasiva. », confirma Mickaël Tanter, director del Instituto de Física para la Medicina (Inserm, CNRS), una unidad de investigación especializada en el uso de estas ondas inaudibles para el ser humano, de…
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