1 – El cáncer de endometrio es el cáncer ginecológico más común
Con motivo del Septiembre Turquesa, los especialistas del Colegio Nacional de Ginecólogos y Obstetras de Francia arrojan luz sobre el cáncer de endometrio, también llamado cáncer del cuerpo del útero.
Con más de 8.800 casos al año y una incidencia en constante aumento, es el cáncer ginecológico más frecuente y el cuarto cáncer más frecuente en las mujeres. La edad media de aparición de este cáncer es de 69 años, con un pico de incidencia entre los 70 y 74 años.
2 – Queda un cáncer aún poco conocido por las mujeres
Los especialistas lamentan la falta de conocimiento público. Para Coralie Marjollet, presidenta de la asociación IMAGYN (Iniciativa para Pacientes con Cáncer Ginecológico), es necesario “Levanten el velo sobre estos cánceres que todavía son tabú porque afectan la esfera íntima y sexual. En 2014, había 70 asociaciones para el cáncer de mama, pero ninguna para el cáncer ginecológico. Cualquiera que sea su nivel socioeconómico y cultural, las mujeres, muy angustiadas, no se atrevieron a hablar de ello y tuvieron dificultades para superar esta terrible experiencia”.
Lanzado en 2017 en Francia, Septembre Turquoise tiene como objetivo romper tabúes y estigmas para permitir una detección temprana.
3 – Detectado en fase temprana, es uno de los cánceres más curables
El endometrio es el revestimiento que recubre el interior del útero, también llamado cuerpo del útero. Se espesa bajo la influencia de hormonas durante la primera fase del ciclo. Luego se evacua parte del endometrio en ausencia de fecundación, estos son los períodos.
“En el caso del cáncer, las células del endometrio se multiplican de forma anárquica formando un tumor. Si la enfermedad no se detecta y trata a tiempo, el tumor puede extenderse al músculo uterino o a órganos vecinos”. Cada año, el cáncer de endometrio mata a 2.500 mujeres.
Todavía, “Este cáncer es uno de los más curables” leemos en el comunicado de prensa del colectivo que organiza la campaña. Detectada en una fase temprana de la enfermedad, la tasa de curación es del 90% a los 5 años. Tomada en la etapa 2, la cifra cae al 80%.
4 – El sangrado anormal es el primer síntoma de alerta
Entre los principales factores de riesgo se encuentran el sobrepeso, la obesidad, la diabetes y el síndrome de Lynch. Con o sin factores de riesgo, el primer síntoma, el que debe impulsar a consultar, es el sangrado anormal, después de la menopausia y entre períodos para mujeres que no son menopáusicas. “incluso mínimo”, subraya el profesor Vincent Lavoué, jefe del departamento de ginecología del Hospital Universitario de Rennes. Este síntoma es característico sólo en la fase temprana de la enfermedad.
Además de este sangrado, las mujeres también deben estar atentas a un sangrado más intenso durante la menstruación, con coágulos. Secreción blanca, asociada a un color rosado. Finalmente, en los cánceres más avanzados, las mujeres pueden experimentar síntomas de una infección endometrial (dolor de estómago, fiebre, infecciones urinarias).
5 – La cirugía es suficiente en la mayoría de los casos
El cáncer se diagnostica durante una consulta ginecológica inicial y un examen clínico y ginecológico. Ante alguna anomalía se realiza una ecografía de la pelvis buscando engrosamiento del endometrio. Si el resultado es positivo se realiza una biopsia para determinar la histología del tumor y su agresividad. Finalmente, se utilizará una resonancia magnética para determinar la extensión del tumor.
En el 60 al 70% de los casos, cuando el cáncer está localizado, la cirugía es suficiente para curar a los pacientes. Consiste en extirpar el útero, los ovarios y las trompas de Falopio. En el 95% de los casos, el cirujano utiliza el abordaje laparoscópico, con un sistema óptico. Se puede ofrecer al paciente radioterapia y/o quimioterapia, solas o combinadas. A veces se utiliza la terapia hormonal.
6 – La investigación avanza y los tratamientos se eligen caso por caso
Las terapias dirigidas y la inmunoterapia (movilización del sistema inmunológico del paciente contra las células cancerosas) han logrado avances significativos en los últimos años. En adelante, la elección del tratamiento se basa en la biología del tumor, sus características anatomopatológicas (tipo de cáncer) y moleculares (anomalías genéticas).
“Gracias a la caracterización molecular de los tumores, particularmente en presencia de la proteína P53 (20% de los pacientes) o de la anomalía POLE, así como de las anomalías genéticas y de la extensión de la enfermedad (dependiendo de si el cáncer es localizado o metastásico) , los tratamientos se dirigen con mayor precisión. Estas anomalías determinan el pronóstico y las posibilidades de recuperación. explica la profesora Aljandra Martínez.
Y varios estudios confirman el lugar que ocupará la inmunoterapia en los próximos años. El objetivo es la desescalada terapéutica, eliminando la quimioterapia para ofrecer únicamente inmunoterapia a los pacientes.
7 – Existen técnicas para mantener la fertilidad
Entre el 5 y el 10% de los casos, el cáncer de endometrio afecta a mujeres en edad fértil. Si se trata de un cáncer en etapa temprana, se puede ofrecer un tratamiento de conservación de la fertilidad.
“Este tratamiento consiste en extirpar total o parcialmente el tumor (resección histeroscópica), luego prescribir un tratamiento antiestrógeno (progestágeno durante 3 meses) y realizar un seguimiento para comprobar la ausencia de recurrencia. En el 80% de los casos el tumor desaparecerá. explica el Prof. Martin Koskas, cirujano del hospital de Bichat (París).
El útero solo será extirpado una vez que AMP haya completado el plan de embarazo.