Generalmente, los fumadores tienen un peso corporal menor que los no fumadores. Pero según investigadores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), también tienen más grasa abdominal y grasa visceral.
Esta grasa visceral es la grasa ubicada profundamente dentro de la cavidad abdominal. Rodea órganos importantes, como el estómago, el hígado y los intestinos.
Por tanto, se diferencia de la grasa subcutánea, situada justo debajo de la piel. Pero se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes, accidentes cerebrovasculares y demencia.
Trabajando en varios estudios sobre genes relacionados con el hábito de fumar y la distribución de la grasa corporal, los autores observaron que “fumar a lo largo de la vida podría provocar un aumento de la grasa abdominal. En análisis adicionales, también encontramos que el tipo de grasa que está aumentando es más probable que sea grasa visceral”.
También es importante señalar que “la influencia del tabaquismo sobre la grasa abdominal parece ocurrir independientemente de otros factores como el nivel socioeconómico o el consumo de alcohol”.
Una grasa “invisible”
El problema de la grasa visceral es que, a diferencia de los michelines, no es visible y puede causar complicaciones graves.
Por tanto, una persona con un índice de masa corporal normal puede tener un nivel elevado de grasa visceral. Entonces, ¿cómo sabes si lo tienes?
Como señala Livi Health Centers en su sitio, “el indicador más obvio de exceso de grasa visceral es un cuerpo con forma de ‘manzana’, en el que la cintura parece más ancha que los muslos”.
Medir la relación cintura-cadera (ICC) también puede resultar eficaz. Para calcularlo, divide la medida de tu cintura por la medida de tu cadera.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la relación cintura-cadera no debe, para evitar complicaciones, ser superior a 0,85 para las mujeres y 0,90 para los hombres.
La mejor manera de perder grasa visceral es mantener un estilo de vida saludable. En definitiva, adoptando una dieta equilibrada, practicando actividad física y por tanto… ¡dejando de fumar!
Fuente: Journal Addiction – www.livi.fr
