Pero también podemos ver las cosas de otra manera y considerar que la maniobra es inteligente porque ejerce presión sobre otras partes además de las que actualmente están atrapadas en las negociaciones de Bruselas. En primer lugar, sobre Écolo y Défi, a quienes se les acusará de no haber hecho nada para poner fin a la crisis que amenaza a la Región. Y sobre el PS, que habrá desconectado antes incluso de empezar a discutir con la mayoría flamenca porque no quiere el N-VA.
En lo que a nosotros respecta, nos inclinamos más por este segundo análisis. Porque las circunstancias son excepcionales en Bruselas, una Región simplemente amenazada de quiebra si no se toman urgentemente decisiones presupuestarias importantes.
En Bruselas, los partidos flamencos finalmente llegan a un acuerdo, pero el PS opta por bloquear
¿Y cuál es la actitud más noble en medio de una crisis así? ¿Permanecer en la oposición porque decidimos hacerlo después de una derrota, esperando tener éxito en las próximas elecciones? ¿O, a pesar de todo, asumir la responsabilidad y reconocer que la prioridad debe ser salvar la Región de Bruselas?
Éste es el dilema que debe estar acosando a los líderes del partido a los que David Leisterh se dirige hoy.
Pero una cosa es segura: si no se encuentra ninguna salida, la historia recordará los nombres de los partidos, con el PS a la cabeza, que están en el origen del control federal de Bruselas…
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