Los uruguayos, que sitúan el empleo y el aumento de la criminalidad en el centro de sus preocupaciones, están llamados a las urnas el domingo para decidir si la izquierda patrocinada por su ícono José “Pepe” Mujica debe regresar al poder después de cinco años de gobierno derechista del presidente. Luis Lacalle Pou.
El ex profesor de historia Yamandú Orsi, de la coalición de izquierda Frente Amplio, se opone al ex veterinario Álvaro Delgado, del mismo Partido Nacional de derecha, que Lacalle Pou, miembro de la coalición de centro-centro derecha en el poder desde 2020. .
Orsi terminó bien a la cabeza en la primera vuelta el 27 de octubre con el 43,9% de los votos, por delante de Delgado (26,8%), quien sin embargo cuenta con la reserva de votos de Andrés Ojeda, del Partido Colorado (centro-centro). derecha), quedó en tercera posición (16%).
Tres institutos electorales dan como ganador a Orsi, pero seguido de cerca por Delgado, con quien la diferencia se redujo en los últimos días antes de la votación, mientras que entre el 5 y el 8% de los encuestados se declararon todavía indecisos.
La votación promete ser reñida, como en 2019, cuando Lacalle Pou ganó por unos 30.000 votos de los 2,5 millones registrados.
Si Uruguay tiene un alto ingreso per cápita, así como menores niveles de pobreza y desigualdad en comparación con el resto de América del Sur, el empleo y la seguridad se han colocado en el centro de las preocupaciones de los 3,4 millones de habitantes del país con 12 millones de cabezas de familia. ganado.
“Para los empleados, los últimos cinco años no han sido nada buenos. Estoy todo el día en la calle y lo que más me preocupa es la inseguridad”, dijo a la AFP Gustavo Maya, un vendedor de bombonas de gas de 34 años. Voté por el Sr. Orsi. “Veo muchos robos, cada vez más homicidios y pocos policías”, afirma.
Para William Leal, cantero de 38 años y partidario de Delgado, la centroderecha es la mejor opción en materia de empleo. “Quiero que este gobierno continúe porque en el sector de la construcción había mucho más trabajo que en gobiernos anteriores”, dijo a la AFP.
– Los jóvenes e indecisos tienen la clave –
La izquierda se apoyó en su figura tutelar, José “Pepe” Mujica, el expresidente (2010-2015) y exguerrillero torturado y encarcelado bajo la dictadura (1973-1985), para regresar al poder tras los años de Tabaré Vásquez (2005- 2010, luego 2015-2020) que puso fin a la hegemonía de la derecha y el centro-derecha.
A pesar de sus 89 años, su lucha contra el cáncer y sus dificultades para moverse, Mujica ha aumentado sus apariciones y reuniones para traer de vuelta al voto de Orsi a los jóvenes e indecisos que parecen tener la llave del voto.
Luis Lacalle Pou, que en 2020 tomó el relevo paterno de Luis Alberto Lacalle, presidente de 1990 a 1995, no puede volver a presentarse a pesar de tener un índice de popularidad del 50%, porque la Constitución prohíbe presentarse a un segundo mandato consecutivo.
Prometió una transición “ordenada” en el país más estable de América Latina, con partidos de larga trayectoria, identidades claras pese a sus uniones en coaliciones y cuya membresía se transmite incluso dentro de las familias.
Gane quien gane, no hay una profunda divergencia de opiniones en el nivel económico, aparte del deseo de Orsi de desarrollar el comercio a escala regional, mientras que Delgado se inclina hacia los acuerdos multilaterales.
Ambos candidatos insistieron en reactivar el crecimiento y reducir el déficit presupuestario. Se comprometieron a no aumentar la carga fiscal y prometieron luchar contra el aumento de la delincuencia vinculada al tráfico de drogas.
En las elecciones generales simultáneas en la primera vuelta, el Frente Amplio ganó 16 de los 30 escaños del Senado y 48 de los 99 escaños de la Cámara de Diputados.
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