Cuatro de cada diez franceses eligen la cremación. 250.000 cada año. En 1994, era uno de cada diez franceses. La práctica se ha convertido en el símbolo del cambio en los ritos funerarios. Por todas partes surgen nuevos crematorios y los cementerios van dando cada vez más espacio a los columbarios (lugares donde se reciben las urnas funerarias), como el de la Chartreuse de Burdeos, inaugurado hace un año.
Las razones son conocidas: un cambio de mentalidad, en particular consecuencia de la descristianización de la sociedad, pero también un aumento de la conciencia medioambiental. La cremación también cuesta algo menos (4.434 euros de media sin servicios adicionales, según un estudio realizado por Silver Alliance, frente a los 5.044 euros de un entierro).
Resultado: los tiempos de espera para los crematorios se están alargando, hasta el punto de que un decreto publicado el 10 de julio de 2024 amplía el tiempo máximo para el entierro y la cremación de un cuerpo, de seis días después de la muerte anteriormente a catorce a partir de ahora, “lo que hace que el trabajo facilitar la gestión de los directores de funerarias, especialmente en tiempos de pandemia, pero también corre el riesgo de aumentar aún más la factura de las familias si aumentan los días en las funerarias”, advierte Alèxe Duvaut, estudiante de doctorado en Ciencias Políticas en Burdeos.
Diversificación
En la metrópoli de Burdeos, la nueva dirección funeraria se encarga de “diversificar la oferta funeraria”, afirma Jean-Christophe Chadanson, de la agencia pública de planificación urbana A-urba. “Por ejemplo, comunicamos que se puede enterrar directamente en el suelo, fuera de la bóveda. Muchos no lo saben. »
Entierro, cremación, etc. Pronto podrían autorizarse en Francia otras prácticas funerarias, como la humusación o terramación, el principio del “compostaje humano”, ya autorizado en algunos países y en estudio en Francia, o la aquamación, una especie de “ Cremación con agua”, menos contaminante que por fuego y ya legalizada en estados americanos y Canadá.
Sin embargo, Dimitri Boutleux, teniente de alcalde de Burdeos, lo reconoce: “Las prácticas están evolucionando, pero el traslado de los cementerios a lugares con más vegetación y usos más diversos será lento. »
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