una preocupante subexplotación de las capacidades de producción, que apenas alcanza el 56%

una preocupante subexplotación de las capacidades de producción, que apenas alcanza el 56%
una preocupante subexplotación de las capacidades de producción, que apenas alcanza el 56%
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El sector de la molinería de cereales en Marruecos, vital para el suministro de alimentos esenciales, atraviesa un período de ineficiencia marcado por la infraexplotación de sus infraestructuras. En 2024, el país sólo ha utilizado el 56% de su capacidad de molienda, cifra que revela las disfunciones que afectan a esta industria estratégica.

Si bien las capacidades generales de molienda de granos son teóricamente suficientes para satisfacer las necesidades del mercado, los datos reales demuestran una gestión en declive. Por ejemplo, sólo se han activado el 56% de las instalaciones dedicadas a la molienda de trigo blando, y este porcentaje desciende al 23% en lo que respecta a la molienda de cebada, un cultivo cada vez más importante en el contexto de las nuevas dinámicas agrícolas. del reino. El trigo duro, aunque está mejor respaldado con una utilización de la capacidad del 62%, no se beneficia de una cobertura geográfica homogénea. De hecho, regiones clave como Casablanca-Settat y Fez-Meknes dominan la actividad de molienda, lo que pone de relieve una concentración geográfica problemática en detrimento de otras zonas del país, que se encuentran así desfavorecidas.

Este bajo ritmo de explotación de las capacidades de producción encuentra una de sus principales causas en el cierre prolongado de numerosas unidades. De hecho, 14 molinos de trigo blando cesaron su actividad durante más de dos años, lo que provocó una pérdida sustancial de la capacidad de producción del país. Este fenómeno pone de relieve no sólo problemas estructurales sino también fallos en la gestión del sector, donde el mantenimiento de los equipos y la inversión en nuevas unidades parecen haber sido descuidados. Además, este cierre masivo de fábricas demuestra la fragilidad del sector ante los altibajos y las crisis económicas, como el aumento de los costes de producción o los desafíos relacionados con el suministro de materias primas.

Sin embargo, Marruecos, tradicionalmente un importador neto de cereales, ha adoptado medidas para limitar el impacto de esta subproducción interna continuando apoyando las importaciones de trigo. Se introdujo una ayuda a tanto alzado para animar a los importadores, en un contexto en el que la producción local de trigo está experimentando un descenso significativo. Esta política, aunque necesaria para garantizar el suministro de trigo en el mercado interno, pone de relieve una mayor dependencia de las importaciones, debilitando así la autosuficiencia alimentaria del reino y su resiliencia frente a las crisis globales.

Concentración desigual

Otro problema clave reside en la distribución desigual de las capacidades de molienda en todo el territorio. Si las regiones de Casablanca-Settat, Fez-Meknes y Marrakech-Safi concentran la mayoría de las fábricas, otras regiones del país, en particular las situadas en el sur o en zonas montañosas, adolecen de una falta de infraestructuras adecuadas. Esta concentración geográfica acentúa las disparidades entre regiones y limita la eficiencia global de la red de producción. Por tanto, el transporte de trigo y otros cereales a estas zonas se convierte en un importante desafío logístico, que aumenta los costos de distribución y reduce la competitividad del mercado.

A pesar de las dificultades encontradas, el sector de la molinería sigue siendo un eslabón esencial de la cadena alimentaria marroquí, cuya eficiencia tiene un impacto directo en los precios de los alimentos básicos y en la seguridad alimentaria del país. Por lo tanto, la gestión de este sector merece una reforma profunda, que implicaría una modernización de la infraestructura existente, una mejor distribución geográfica de las fábricas y un mayor apoyo a los productores locales para limitar la dependencia de las importaciones. Además, se debe prestar especial atención al mantenimiento y a la regularidad de las inversiones para evitar cierres prolongados que debiliten aún más la industria.

En resumen, la situación actual del sector molinero de cereales en Marruecos revela una necesidad urgente de reformas estructurales. Las políticas de apoyo a las importaciones ya no son suficientes para compensar las debilidades internas del sistema de producción. Si el país desea garantizar un suministro estable de cereales y fortalecer su soberanía alimentaria, es esencial una acción concertada para mejorar la eficiencia de la infraestructura y la gestión del sector.

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